Se me acaban los adjetivos para definir una película como ésta: original, divertida, sobrecogedora, inteligente, joven, revitalizante, soberbia, intrigante, especial, pícara, fresca, rápida, brillante, reflexiva, crítica y sobre todo VALIENTE. Porque hay que ser muy valiente para ceder el protagonismo de un film, con un presupuesto como el que tuvo este, a un grupo de pequeños actores. Porque hay que tener un buen cuajo para que, en una década en la que los niños tenían una importancia marginal en la sociedad de entonces, se haga una cinta enfocada esencialmente a ellos: los niños. Porque para que un director (Donner) tenga el descaro de intentar eternizar la juventud de los que ven esta película, hay que ser extremadamente valiente.

Y sobre todo porque, señoras y señores, una película tan valiente como "Los Goonies" es, sin discusión, la mejor película de aventuras de la historia del cine.