La única directora que ha sido capaz de ganar un Oscar a la mejor dirección vuelve con su mejor película desde ‘The Hurt Locker’. Precisamente el film que le valió la preciada estatuilla dorada en 2009. Con ‘Detroit’, Bigelow, hace una dirección notable para explicar unos hechos reales racistas que tuvieron lugar en la ciudad de Detroit en 1967. Estos hechos, se explican de una forma dura y creíble, y en ningún momento parece que se quiera proteger al espectador de la brutalidad de los acontecimientos. Es cierto que el tema del racismo se está llevando muy a menudo en la gran pantalla en los últimos años, pero la directora californiana nos presenta una historia diferente.

Se podría decir que ‘Detroit’ es una película dividida en tres partes. La primera, de presentación de los hechos y personajes, con unos minutos iniciales con una animación muy lograda que sirven para introducirnos en la historia. La segunda, con más tensión y violencia. Y la tercera, donde la indignación del espectador crece por momentos. Un film con un guión potente y notable que destaca por los momentos de angustia y violencia, donde todo está grabado con un nerviosismo tan grande como el de los mismos personajes.
Otro aspecto destacable de la película es que no podemos encontrar ningún personaje principal que tenga más importancia sobre el resto. En este sentido, podemos decir que se hace una actuación conjunta y que acaba siendo convincente. Por otra parte, también debemos destacar que no se utiliza casi banda sonora. De hecho, sólo se pueden oír algunas melodías en el tercer acto de film. Esto podría ser un error, pero lo que realmente se consigue es crear más intriga y angustia en los momentos más tensos de la película, donde prevalece mucho más una mirada, un grito o simplemente un silencio por delante cualquier melodía. Por último también destacar los aspectos técnicos, en especial, un montaje muy bien trabajado que a veces nos enseña más de una línea de acción, y un sonido espectacular debido a lo que hemos mencionado de no haber muchas melodías.

En definitiva, ‘Detroit’ es una película no para disfrutar, sino para saber estar y sufrir con los personajes. Una cinta con mucha tensión en según qué escenas que golpea el corazón y hace indignarse ante unos hechos que quizás son desconocidos para la mayoría del público, pero que Bigelow los rescata para hacer una película honesta y muy bien trabajada.