Viendo Matrix varios años después, uno se da cuenta de que toda ella sigue tan vigente como cuando se estrenó: no sólo los efectos especiales, sino la idea de la que parte.

La película propone dos escenarios opuestos: Uno catastrófico y descorazonador, y otro hiperrealista, urbano, y en el que los hermanos Wachowski desarrollan toda la artillería de efectos especiales y estilo visual que tanto ha marcado al cine de acción desde entonces (¿quién no ha visto alguna película con ralentización de saltos o artes marciales a patadas -nunca mejor dicho-?

Esa "forma" tiene un "fondo" consistente de ideas filosóficas insospechadas, como Platón o la vida de Jesucristo (ojo a los nombres de los personajes y de los lugares, muy simbólicos).

En resumen, una película con contenido, y aderezada con un estilo visual rompedor.