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Voto de el pastor de la polvorosa:
7
Ciencia ficción. Fantástico Seis valientes astronautas viajan en una cápsula espacial de la Tierra a la Luna. La primera película de ciencia-ficción de la historia fue obra de la imaginación del director francés y mago Georges Méliès (1861-1938), que se inspiró en las obras "From the Earth to the Moon" (1865) de Julio Verne y "First Men in the Moon" (1901) de H. G. Wells. Se trata de un cortometraje de 14 minutos de duración realizado con el astronómico ... [+]
23 de agosto de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Meliès se inspiró en una novela titulada Los primeros hombres en la luna, pero su película, su cámara, nos evocan otra obra de H. G. Wells: La máquina del tiempo.

Ahora que su futuro es nuestro pasado comprendemos que la visión de Meliès, confrontada con la realidad, resulta inocente y poética; y esas son, precisamente, las cualidades que apreciamos en Viaje a la luna.

Susan Sontag escribió (Sobre la fotografía, editado en España por Edhasa) que cualquier fotografía se convierte en valiosa por el mero hecho de haber sobrevivido al paso del tiempo. Esta constatación no trata de rebajar el valor intrínseco (si es que tal cosa existe) de las fotografías antiguas, sino de subrayar la condición documental del medio: el destino artístico de la fotografía quedó anclado a esa naturaleza implícita, de modo que hasta fechas recientes, y con pocas excepciones, su tradición es la del fotoperiodismo.

El cine es diferente. Participa de la naturaleza documental de la fotografía (Lumière), pero sus posibilidades narrativas lo convierten en algo bien distinto: imitación de la vida, fábrica de sueños -Meliès, mago y empresario antes que cineasta, se nos aparece como el pionero de esta segunda vía.

Con pocas excepciones, el cine moderno se ha alejado mucho de la magia; parece que a partir de un cierto momento ya nos sabemos todos los trucos, como decía Serge Daney.

Viaje a la luna pertenece a un momento anterior, a la infancia del cine que nos retrotrae a nuestra propia infancia: un momento en el que todo estaba por descubrir, en el que la ingenuidad aún era posible.

La experiencia de ver ahora Viaje a la luna, con toda la historia del cine proyectando su sombra sobre ella, debe de ser muy distinta a la de quienes la vieron en su momento; quizá nuestra vista cansada la vuelva, paradójicamente, más joven y luminosa; también nos hace ver ecos que Meliès no habría soñado, y que pueden servir para reivindicarlo como patriarca de esa tradición onírica del cine de la que hablaba antes: así ocurre con la imagen del cohete-proyectil incidiendo en el ojo de la luna (que recuerda la famosa secuencia inicial de Un perro andaluz de Buñuel y Dalí, tan diferente en su planteamiento), o el episodio de la nieve en la luna (que evoca un pasaje del Satyricon de Fellini, en el que una galera romana es cubierta por una nevada repentina).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el pastor de la polvorosa
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