Una trama ya entonces en 1960 clásica en el género de intriga por haber quedado inmortalizada en los años 40 por films como "Luz de gas" o "Luz que agoniza" pero enriquecida aquí en "Un grito en la niebla" por una truculencia aún mayor que llega a impactar al espectador. Y aunque a partir de determinado momento la trama se haga previsible casi del todo hay que reconocerle al film su extraordinaria fuerza narrativa y una construcción realmente hábil aprovechando muy bien todos los elementos dispuestos para dar forma a un film de intriga. Por otro lado la película resulta algo fría en su conjunto pero esto no afecta demasiado a su estimulante resultado global. Doris Day fue una actriz esencialmente de comedia quedando como una de las figuras básicas de ese género en Estados Unidos pero las interpretaciones ajenas a este género las llevó a cabo con brillantez y de hecho aquí está espléndida. Acompañando a esta actriz otros nombres de peso como Rex Harrison, Myrna Loy, Roddy McDowall, Herbert Marshall y John Gavin que sacan el máximo rendimiento interpretativo a sus personajes. Sorprende que David Miller no tuviera un mayor reconocimiento como realizador habiendo realizado un film tan logrado como este que es digno de un maestro del suspense cinematográfico.