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Voto de Vagabundoespiritual:
3
Drama Adaptación de una novela de Don DeLillo. Con el capitalismo a punto de extinguirse, los disturbios se extienden por Nueva York. El joven multimillonario Eric Packer se dirige en su limusina a cortarse el pelo en su peluquería favorita. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2012
50 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cosmópolis es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Don DeLillo (la cual ya me resulto difícil de soportar), que David Cronenberg ha realizado e intentado llevar a su terreno sin conseguirlo (según mi opinión).

Esta película fría y aséptica que pretende ser una ínfula apocalíptica del capitalismo, que encajaría a la perfección en estos tiempos de crisis globalizada y admitiría múltiples lecturas (intenciones más que probables de su creador), sólo es una hueca, pretenciosa y tediosa historia indigna del gran cineasta canadiense.

La premisa de la que se parte, cruzar Manhattan en limusina para realizar un corte de pelo a un caprichoso yuppie, es el germen para que aparezcan en pantalla una serie de personajes extraños y pintorescos conversando sobre lo divino y lo humano con el océano de la economía de fondo, más allá de lo comprensible y donde nuestro protagonista atrapado en un vacío tecnológico-analítico existencial busca la clave para entender lo que sucede a su alrededor (sin percatarse que en lo anormal radica la belleza).

La factura técnica es impecable, Cronenberg depura al máximo su estilo y con un corte minimalista, apoyado por un gran trabajo de fotografía (lo más destacado de la cinta), montaje y sonido, nos sumerge en un Nueva York actual, y a la par futuro y apocalíptico, distante y ambiguo, metáfora del mundo capitalista paranoico en el que vivimos y que se desmorona. Los actores en su mayoría desaprovechados (Juliette Binoche, Samantha Morton, Mathieu Amalric y Paul Giamatti, entre otros) se limitan a recitar unos diálogos que transitan entre lo absurdo y lo esperpéntico y engullen a un voluntarioso Robert Pattinson que no sabe dónde está.

Una lástima que esta incursión en el frío mundo del capitalismo amoral, despiadado y vanidoso no se haya saldado con una cinta donde la nueva carne brotara de nuevo entre los laberintos de los gélidos datos financieros. En otra ocasión será.
Vagabundoespiritual
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