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Ciencia ficción. Fantástico
Seis valientes astronautas viajan en una cápsula espacial de la Tierra a la Luna. La primera película de ciencia-ficción de la historia fue obra de la imaginación del director francés y mago Georges Méliès (1861-1938), que se inspiró en las obras "From the Earth to the Moon" (1865) de Julio Verne y "First Men in the Moon" (1901) de H. G. Wells. Se trata de un cortometraje de 14 minutos de duración realizado con el astronómico ... [+]
14 de abril de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
2017.
El valor histórico de 'Viaje a la Luna' es obvio, inmutable y bien merece la visita. "Hay que verla", porque la peregrinación de cualquier cinéfilo no está completa sin pasar por la anciana Luna de Méliès, y el respeto por lo primigenio mitigará el posible desprecio a lo obsoleto de sus recursos. La vetustez técnica, su escenografía de teatro escolar, la estética casi grotesca por mor de recargada... se perdonan porque se juzga que, de tan antigua, no pudo ser mejor de lo que vemos.
No obstante, cualquier obra merece ser valorada en sí misma, aislada del asidero de su contexto. ¿Qué puede tener 'Viaje a la Luna', eliminando el factor cronológico, que merezca la pena?
1902.
En mi opinión, dos cosas: la capacidad sintética y el obligado ejercicio de ingenuidad al que obliga a quien la ve.
No hay más estructura narrativa que la necesaria, y ya hay una, y sirve. Los decorados son paupérrimos en cuanto a credibilidad, pero son imaginativos y ofrecen un escenario coherente a lo que ocurre. Su insolente sencillez no le impide contar lo mismo que una 'Armageddon' o una 'Avatar' de nuevo cuño, y eso choca con nuestra suficiencia de espectador moderno y, si no es a través de cierta consideración piadosa, no la aceptamos. Intentar ver el aterrizaje en el ojo lunar, la reyerta con los selenitas o la nube de humo en que se disipan al morir con los ojos asombrados de un niño crédulo, o de cualquiera que la viese hace más de 100 años, es todo un ejercicio de humildad y, como tal, ha de ser por fuerza bueno.
Gracias.
El valor histórico de 'Viaje a la Luna' es obvio, inmutable y bien merece la visita. "Hay que verla", porque la peregrinación de cualquier cinéfilo no está completa sin pasar por la anciana Luna de Méliès, y el respeto por lo primigenio mitigará el posible desprecio a lo obsoleto de sus recursos. La vetustez técnica, su escenografía de teatro escolar, la estética casi grotesca por mor de recargada... se perdonan porque se juzga que, de tan antigua, no pudo ser mejor de lo que vemos.
No obstante, cualquier obra merece ser valorada en sí misma, aislada del asidero de su contexto. ¿Qué puede tener 'Viaje a la Luna', eliminando el factor cronológico, que merezca la pena?
1902.
En mi opinión, dos cosas: la capacidad sintética y el obligado ejercicio de ingenuidad al que obliga a quien la ve.
No hay más estructura narrativa que la necesaria, y ya hay una, y sirve. Los decorados son paupérrimos en cuanto a credibilidad, pero son imaginativos y ofrecen un escenario coherente a lo que ocurre. Su insolente sencillez no le impide contar lo mismo que una 'Armageddon' o una 'Avatar' de nuevo cuño, y eso choca con nuestra suficiencia de espectador moderno y, si no es a través de cierta consideración piadosa, no la aceptamos. Intentar ver el aterrizaje en el ojo lunar, la reyerta con los selenitas o la nube de humo en que se disipan al morir con los ojos asombrados de un niño crédulo, o de cualquiera que la viese hace más de 100 años, es todo un ejercicio de humildad y, como tal, ha de ser por fuerza bueno.
Gracias.
