Esta serie no es adictiva, es que es una droga. Etb 2 la emite también a altas horas de la noche, y la grabo todas las veces que puedo. Glenn Close hace un pequeño papel, y como ella, todos los actores están completamente metidos en sus personajes, destacando a Michael Chiklis. Asombra por lo directa que es, y la concisión y realismo con el que muestra ese suburbio de drogas y corrupción. Afortunadamente, no se queda en eso. Critica los métodos americanos, los prejuicios post 11-S, ahonda en las emociones de los personajes y los expone a situaciones de lo más impactantes e inesperadas. Aunque la premisa principal no es de mi estilo, la serie me crea una adición terrible, para nada se queda en lo superficial, va al meollo, te engancha, te agarra y no te suelta. Muy recomendable.