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Voto de puntoyalarte:
7
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela de Ray Bradbury, Farenheit 451 fue dirigida en 1966 por François Truffaut y protagonizada por Oskar Werner y por una maravillosa Julie Christie. La película trata un tema más que adecuado para este Día del Libro: la existencia de un mundo futuro en el que los libros están prohibidos.

La cinta tiene ya 42 años y tanto en los “efectos especiales” como en otros aspectos resulta un poco ingenua, pero no cabe duda de que es entretenida y es una película imprescindible, un clásico para reflexionar sobre la posibilidad (no tan remota) de que no tuviéramos derecho a leer y sobre el hecho, totalmente real, actual y habitual en los regimenes totalitarios, de que desde los gobiernos se aplique la censura sobre los libros.

Salvo en el contenido y el mensaje básico, la película tiene poco que ver con la novela (mucho más fantástica, mucho más ciencia-ficción). En el filme, Truffaut crea un alegato personal contra la censura, desgranando al mismo tiempo todos los valores que la lectura tiene y puede tener para el ser humano. Es una delicia para los que somos lectores, fijarnos en los títulos de los libros que el director nos quiere destacar: el primer libro que aparece en la película (el primero que se quema) es Don Quijote y en cuanto a la presencia de literatura española se suman a la obra de Cervantes un libro para aprender castellano y un libro sobre Dalí… . Estos curiosos bomberos pirómanos (el colmo de la irracionalidad, el colmo de la ironía) se ocupan de obras muy diversas: clásicos de todos los géneros, nacionalidades y lenguas, mucha literatura francesa, historia, arte, filosofía… y las bibliotecas quemadas, sobre todo la “gran biblioteca” secreta, son tan completas y tan poco censuradas que contienen, por ejemplo, “Mi lucha” de Hitler… ¡Toma mensaje subliminal…!

Impagable también el discurso del jefe de incendiarios en el que elabora un parlamento más que lógico sobre lo peligroso que puede ser leer. La proclama incluye el argumento de que leer nos hace diferentes, por lo tanto, si realmente queremos una sociedad igualitaria, no debemos leer.

A lo largo de la película, poco a poco, vamos sintiendo el dolor de pensar que un libro se ha perdido, vamos descubriendo el valor de la lectura como fuente de conocimiento, como fuente de reflexión, como instrumento para provocar emociones y placer, como la muestra más extraordinaria de la riqueza del lenguaje, del pensamiento humano y de la realidad. Vamos viendo toda la belleza y la profundidad que la lectura puede aportar a nuestra vida.
puntoyalarte
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