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Madagascar Madagascar · París, Texas
Voto de Hanshiro Tsugumo:
8
Intriga. Drama Nueve años después, otro niño de Morley ha desaparecido en el trayecto desde su casa al colegio. El superintendente Maurice Jobson relaciona este nuevo caso con la desaparición de Clara Kemplay, que fue encontrada muerta en 1974, y con el encarcelamiento del joven Michael Myshkin. El abogado John Piggott, convencido de la inocencia de Myshkin, comienza a luchar en su defensa, proporcionando inconscientemente un catalizador a Jobson para ... [+]
21 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante trilogía (o miniserie, según se mire), realizada para televisión, que ya me dejó el gusanillo de verla cuando la pusieron en cierto canal de cine vilmente erradicado que existía hace un tiempo. No diré que estamos ante la obra cinematográfica neo-noir definitiva, ni mucho menos, pero para ser tres telefilms son de altísimo nivel, siendo la envidia de proyectos aún más ambiciosos y a la vez menos logrados en su resultado final.

En esta la tercera parte, que supone el cierre de la historia, se destapa todo lo relacionado con el asesino en serie que guía toda la trama, siendo algo con lo que el espectador medio está más familiarizado, por lo que se la tacha de efectista. Lo que sucede es que el tema del asesino en serie en las dos primeras partes, “1974” y “1980”, no tiene en realidad ninguna importancia, siendo un enorme macguffin, ya que no supone más que un pretexto como podría haber sido otro cualquiera para abordar el tema principal: la corrupción. En “Red riding” se dibuja un ambiente gris, malsano y sucio, poblado por una sociedad podrida cuyas vidas están regidas y protegidas por una autoridad criminal. En cada episodio, uno o varios protagonistas intentarán luchar contra el mundo, con tal de hacer su trabajo y lo moralmente correcto, encontrando dificultades a todos los niveles que tratan de silenciar cualquier tipo de acusación o denuncia hacia su forma de proceder y de abusar de su poder. Tras pasar de forma superficial la trama de los asesinatos en las dos primeras partes, en la parte final había que solucionarlo, porque es lo que se espera siempre de una película, aunque en este caso tampoco creo que hubiese una necesidad real de cerrar el caso, ya que siguiendo la estela de las otras partes podría haber finalizado de una forma más pesimista y menos peliculera. Puede que hubiera ganado enteros, aunque el resultado final hubiera sido muy deprimente. Sin embargo, “1983” es una más que digna guinda para este pastel.
Hanshiro Tsugumo
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