Hablar de "La matanza de Texas: la nueva generación" resulta duro, muy duro. Casi tan duro como ver la película. La pregunta claves es... ¿Qué trataron de hacer aquí? ¿Qué nos querían contar?

La premisa argumental es estúpida: una joven en un baile de graduación ve como su novio se lía con otra chica, por lo que decide irse de la fiesta en coche. Su novio la persigue y se monta con ella, al igual que otros jóvenes que estaban en el coche agazapados en el asiento de atrás, fumando porros. No se sabe bien como, se pierden y llegan hasta donde vive la familia de tarados (según uno de los personajes llegan hasta allí porque no se puede dar la vuelta con el coche...), comenzando la "masacre". Entrecomillemos masacre, porque no hay ni pizca de sangre y las muertes son completamente lights. Insisto... ¿Qué pretendían hacer?

¿El guion? Flojísimo y sinsentido: hay personajes que se escapan porque sí, no vemos como lo logran y parece que falten trozos de metraje, nunca se nos da una explicación de nada de lo que sucede ni acerca de quienes son los personajes. El director (guionista de la primera "La matanza de Texas") nos ofrece una realización propia de un producto televisivo: en muchas ocasiones parece que estamos ante el típico producto que emitiría Antena 3 una tarde de domingo.

Y de Leatherface... mejor no hablar, ya que resulta un mero secundario con sólo un par de escenas, lo cual es casi mejor, porque en esta película parece un transexual más que otra cosa. El peso de los tarados recae sobre el personaje interpretado por Matthew McConaughey, que sin duda es lo único salvable de la película: nos ofrece un auténtico loco pasado de vueltas, que se come cada escena en la que participa y que resulta lo único perturbador de la película.

Poco más se puede añadir de la que es con total seguridad, la peor parte de la saga. Un auténtico desperdicio.