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Voto de Nelder Nei:
4
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Intriga. Thriller. Drama
Alice, investigadora privada, ingresa en un hospital psiquiátrico simulando una paranoia. Su objetivo es recabar pruebas del caso en el que trabaja: la muerte de un interno en circunstancias poco claras. Sin embargo, la realidad a la que se enfrentará en su encierro superará sus expectativas y pondrá en duda su propia cordura. Un mundo desconocido y apasionante se mostrará ante sus ojos. Adaptación de la novela homónima de Torcuato Luca de Tena. [+]
2 de noviembre de 2022
72 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace diez años que Oriol Paulo empezó su carrera como director (y coguionista) de thrillers. Desde entonces su seña de identidad ha sido siempre la misma: historias con una buena puesta en escena pero siempre al servicio de la sorpresa efectista y de los giritos de guion "inesperados" .
El Cuerpo (2012), Contratiempo (2016) y Durante la tormenta (2018) fueron sus primeros thrillers, los tres escritos junto con su coguionista Lara Sendim. Todos siguen el mismo patrón: marear un poco para dar la sensación de una trama inteligente por lo rebuscada (por no decir absurda) y luego explicarlo todo de forma condescendiente a través de pura exposición y flashback.
En 2021 llegaría El inocente, esta vez en formato serie y esta vez siendo una adaptación de una novela en lugar de un guion original. No conozco dicha novela así que no sé hasta qué punto Oriol Paulo la habrá destrozado como Los renglones torcidos, pero la sensación que a mí me deja es la de siempre: una historia forzada que tiene tantas ganas de sorprender que se niega a profundizar en nada más que en sus volantazos de guion.
Ahora en 2022 voy al cine con miedo porque ya conozco al señor Oriol, pero también voy ilusionado porque sé que tiene en sus manos un material perfecto para él: una novela con giros argumentales pero con una trama profundamente interesante y personajes llenos de carisma. Le doy el beneficio de la duda. Tremendo error por mi parte.
Una vez más el director decide poner la trama al servicio de los giros en lugar de poner los giros al servicio de la trama. Vale, era de esperar, diez años haciendo lo mismo, ok. Lo que no me esperaba era que, llegados a la última escena, el señor Oriol Paulo tuviese el valor de reescribir el final original para darnos un tremendo artificio sobreexplicativo que no sólo no funciona como el original, sino que tira por tierra tanto la intriga, como el argumento, como a la protagonista y al resto de personajes de la propia película. Una aberración propia de un tipo que se cree demasiado listo mientras sigue tratando a su público como a un rebaño de pánfilos.
El Cuerpo (2012), Contratiempo (2016) y Durante la tormenta (2018) fueron sus primeros thrillers, los tres escritos junto con su coguionista Lara Sendim. Todos siguen el mismo patrón: marear un poco para dar la sensación de una trama inteligente por lo rebuscada (por no decir absurda) y luego explicarlo todo de forma condescendiente a través de pura exposición y flashback.
En 2021 llegaría El inocente, esta vez en formato serie y esta vez siendo una adaptación de una novela en lugar de un guion original. No conozco dicha novela así que no sé hasta qué punto Oriol Paulo la habrá destrozado como Los renglones torcidos, pero la sensación que a mí me deja es la de siempre: una historia forzada que tiene tantas ganas de sorprender que se niega a profundizar en nada más que en sus volantazos de guion.
Ahora en 2022 voy al cine con miedo porque ya conozco al señor Oriol, pero también voy ilusionado porque sé que tiene en sus manos un material perfecto para él: una novela con giros argumentales pero con una trama profundamente interesante y personajes llenos de carisma. Le doy el beneficio de la duda. Tremendo error por mi parte.
Una vez más el director decide poner la trama al servicio de los giros en lugar de poner los giros al servicio de la trama. Vale, era de esperar, diez años haciendo lo mismo, ok. Lo que no me esperaba era que, llegados a la última escena, el señor Oriol Paulo tuviese el valor de reescribir el final original para darnos un tremendo artificio sobreexplicativo que no sólo no funciona como el original, sino que tira por tierra tanto la intriga, como el argumento, como a la protagonista y al resto de personajes de la propia película. Una aberración propia de un tipo que se cree demasiado listo mientras sigue tratando a su público como a un rebaño de pánfilos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Matizo que yo no estoy en contra de las adaptaciones que reescriben el material original. El cine y la literatura tienen sus narrativas diferentes y los autores que hay detrás siempre pueden tener nuevas cosas que aportar tremendamente interesantes. El problema viene cuando la reescritura no sólo no aporta nada, sino que acaba restando.
Hablemos de la aberrante y artificiosa secuencia final:
- Los sanitarios del centro acaban retratados como ridículas y pusilánimes caricaturas.
- El director pasa de ser un antagonista tridimensional a un villano ególatra (que decide montar un numerito circense antes que actuar como el profesional que se suponía).
- La protagonista es privada de la decisión final que tenía en la novela, quedando reducida así a marioneta de un final abierto que ahora no es ni tan abierto ni tan potente.
- La película cierra con Bárbara Lennie rompiendo la cuarta pared mirando a cámara porque guau, cómo mola.
(no)
Como ya mencionado antes: todos estos son cambios puestos al servicio de la sorpresa final pero en detrimento de cualquier profundidad temática o desarrollo de personajes. Un despropósito sin justificación alguna, sobre todo sabiendo que tenían en su mano un epílogo original auténtico y espectacular. Pero no, una vez más este individuo ha decidido fliparse, exactamente igual que su vergonzante versión del Doctor Alvar.
Yo lo siento de verdad pero, Oriol Paulo, te detesto profundamente.
Hablemos de la aberrante y artificiosa secuencia final:
- Los sanitarios del centro acaban retratados como ridículas y pusilánimes caricaturas.
- El director pasa de ser un antagonista tridimensional a un villano ególatra (que decide montar un numerito circense antes que actuar como el profesional que se suponía).
- La protagonista es privada de la decisión final que tenía en la novela, quedando reducida así a marioneta de un final abierto que ahora no es ni tan abierto ni tan potente.
- La película cierra con Bárbara Lennie rompiendo la cuarta pared mirando a cámara porque guau, cómo mola.
(no)
Como ya mencionado antes: todos estos son cambios puestos al servicio de la sorpresa final pero en detrimento de cualquier profundidad temática o desarrollo de personajes. Un despropósito sin justificación alguna, sobre todo sabiendo que tenían en su mano un epílogo original auténtico y espectacular. Pero no, una vez más este individuo ha decidido fliparse, exactamente igual que su vergonzante versión del Doctor Alvar.
Yo lo siento de verdad pero, Oriol Paulo, te detesto profundamente.