O cómo sólo una interpretación puede convertir lo que podría haber sido un telefilm sobre la muerte de LadyDi en una gran película. Pero no solo eso. La elegancia con la que está rodada, esos toques de irónico humor británico, y un "algo" diferente que no sé exáctamente qué es, la hacen buena.

Aparte de que Helen Mirren se llevará merecidamente todos los premios a la mejor actriz (mal año eligió Pe para competir), la película tiene un par de escenas que te dejan con la boca abierta y que la hacen merecerse el Globo de Oro al mejor guión que también se llevó.