Desde el inicio hay como una contención en el personaje, del que se atisba que en cualquier momento estallará... pero luego vemos como se vuelve metódico, pese a que no puede más que denunciar lo putrefacto que está a cada metro que recorre con su taxi en una ciudad infestada de las más viles conductas, sin embargo esto que no puede hablar indicando los hechos concretos que cometerá y que solo lo vemos desarrollar con cierta inercia nos adentra a los demonios que lo habitan.

Ya luego viene de forma paulatina su transformación, sea a través de su cuerpo como un arma como de las armas que termina aceptando... es un Travis que no tiene su escala de valores trastocada y que entiende que en una sociedad en anomía, solo la fuerza de una accion directa y concreta puede transformar dicha situación, es por esto que intenta atentar contra un político, pues este aglutina como símbolo la hipocresía de Betsy.

Sorprendentemente, Travis busca la salvación de un alma tierna pero impura, corrompida por una sociedad y es esta acción la que desencadena ese final tan dramático.