Al final, Gabriel se convierte en un entretenido pero absurdo pastiche de unas cuantas películas que, a su vez, no dejaban de ser versiones más cutres de esa maravilla que resultó ser Matrix. Lo que podría haberse convertido en un thriller de ciencia ficción con algo de estilo termina por ser una macedonia de balas y trajes oscuros por ciudades digitales dominadas por malos muy malos que intentan acabar con el bueno muy bueno: El ELEGIDO.

En resumen, la película de Shane Abbess toma ‘prestado’ un 60% de su contenido de la trilogía de los hermanos Wachowski, comenzando por un héroe interpretado por un actor que incluso de perfil parece Keanu Reeves, tremendamente cool, disparando con todo tipo de armas, a dos manos, a una, saltando, volando e incluso mientras hace un mortal hacia atrás. También tenemos a su pareja femenina, fea a rabiar, como lo era Trinity en Matrix. ¿Más parecidos? Un negro con el mismo pelo y ropa que los gemelos de Reloaded, una femme fatale embutida en cuero a lo Perséfone también en Reloaded, e incluso una escena copiada CUTREMENTE de la primera Matrix, concretamente, la del pasillo en la que Neo para las balas. Aquí el tío hace algo parecido, primer plano de todas las balas, por supuesto, para afianzar el parecido.

El 40% restante lo cubren “homenajes” a otras películas. Algún villano clavado a los de Underworld, discursos pseudo-filosóficos a lo Equilibrium, infografías muy recargadas a lo Casshern, o la escena final de la película, en una azotea, por la noche, mientras llueve y el malo suelta el discursito de turno mientras le revela algo importante al prota. Si, lo habéis adivinado: homenaje a Blade Runner.

Lo que queda tras dos horas de película es lo siguiente: la sensación de haber visto una mierda tremendamente entretenida, que pese a coger un poco de cada sitio y hacerlo mal, al menos sirve para pasar un rato distraído sin ir más allá de eso. Ah, y eso si, a nivel artístico es la caña, contando con escenarios brutales e incluso unos efectos especiales más que dignos para ser el debut de un tío que no conoce ni Dios y seguramente tendría cuatro duros. Lástima que todo esto no sea acompañado por un guión a la altura.