No existe mayor galardón para un escritor que un premio Nobel..Nada lo superará en prestigio, significando quedar en el Olimpo privilegiado de los literatos reconocidos..Pero qué pasa cuando el premio merecido no lo recibe quien tiene talento,quien escribió las páginas notables que llenan estantes, quien renunció a ser reconocida como una muestra de amor y admiración a su profesor... Una situación tan extrema que uno quiere creer que es sólo un ejercicio fílmico. Ambos actores justifican su fama. Jonathan Pryce es repugnante y conmovedor en su papel de quien reconoce sus limitaciones pero explota su fragilidad para no perder terreno. Y Glenn Close es absolutamente impresionante; por su rostro pasan todas las emociones reprimidas y lo que comenzó siendo un favor hacia el amado se terminó convirtiendo en la jaula de la que ya no podrá escapar por un sentido de lealtad .Y nada más duro que convivir con quien se le ven las armas de seducción oxidadas...