Confieso que supe a priori que la película estaba basada en una obra de teatro escrita por Fernán Gómez, aunque no he leído la obra. Nunca sabré si ya estuve condicionado, pero me ha llamado la atención la calidad de los diálogos. Tiene su mérito, también, el saber integrar tan magna creación artística en un metraje cinematográfico.

Esto nos lleva a una serie de moralinas edificantes dignas de ser expuestas en cualquier atrio didáctico que se precie: las guerras que aparecen en cualquier momento, el absurdo motivo de querer una bicicleta, el amor de un tonto, la llamada de la carne a los quince años, el hambre de la cucharada, "apaguen las luces o bajen las persianas", la explicación que destripa la composición de unas rimas inocentes... y así hasta un sin fin de perlas inolvidables.

Para más goce, tenemos para el deleite la actuación de un nunca decepcionante Agustín González. Siempre es un placer verle. Curioso lo que descubrí al curiosear. En estos años se marcharon alguno de los grandes:
2005, Agustín González
2007, Fernán Gómez
2009, López Vázquez
2010, Manuel Aleixandre
2013, Alfredo Landa

Yo, que nací disfrutando de estos mitos, me cuesta creer que, alguna vez, envejecieron o se convirtieron en polvo, porque para mí, siempre es hoy para estos seres inmortales.