Esta serie es un gusto para los oídos y para la vista. Es como navegar en un río de aguas tranquilas y paisajes verdes y salvajes. No pasa nada, pero se disfruta el paseo. Esta es quizá la única pega que tiene este metraje, que no hay ninguna trama a seguir, más allá de la absurda sucesión nobiliaria.

Desde el punto de vista lingüístico, escuchar la forma que tienen de hablar y de expresarse, resulta una verdadera delicia para los sentidos. Mi inglés se está viendo mejorado a marchar forzadas a medida que voy visionando la misma.

En cuanto a la ambientación histórica, la manera artesanal y delicada con la que está hecha cada escena me resulta alucinante.

Por lo que respecta a las condiciones sociales, capta mi retina la delicadeza y respeto con la que los señores tratan a los sirvientes. Habla muy bien de lo que debe ser un trato obrero, salvando las distancias, claro está.

Finalmente, los personajes tienen mucha fuerza en sí mismos, Cada uno lleva detrás una historia que, su puesta en escena, se encarga de hacer destacar y resaltar.