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Estados Unidos Estados Unidos · Charleston , SC
Voto de Guilamps:
8
Drama La historia está ambientada en 1907, en Uppsala, Suecia, y se centra en los Ekdahls, la familia del joven Alexander y su hermana Fanny. Los padres se dedican al teatro y son felices, hasta que el padre muere de forma repentina. Al poco tiempo, la madre decide casarse con un líder religioso conservador, una decisión que cambiará sus vidas. (FILMAFFINITY)
17 de julio de 2008
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingmar Bergman nunca lo ha tenido fácil entre nosotros. Los espectadores de casi todo el mundo hemos crecido alimentándonos del lenguaje del cine americano, de los mensajes frenéticos, de ritmos trepidantes, de lo inmediato que desde hace decenios nos cuenta y nos muestra la televisión.

La irrupción de otras narrativas, de otras miradas, provoca el desconcierto, crea receptores desubicados que se cuestionan aquello que reciben, Al sueco Ingmar Bergman, desde sus primeros trabajos, se le cuelga ese sambenito: el de ser un director opaco, con una obra llena de simbolismos de difícil acceso, impenetrables, inaccesibles.

Y es en ese contexto, después de haber firmado títulos supuestamente espesos como “El séptimo sello” y “Fresas salvajes”, cuando el cine internacional recibe la nueva visita del maestro sueco, esta vez empeñado en contarnos su punto de vista sobre lo suyo, lo que tiene más cerca, sobre su país y sus obsesiones.

Con “Fanny y Alexander” nos llegó la respuesta, un fresco testimonio de la sociedad sueca de principios del siglo XX, de tiempos de cambio y turbulencias que el maestro refleja con trazo fino, sin prisas y con minuciosidad, deteniéndose en el detalle formal y moral.

“Fanny y Alexander” es la historia del avatar de una saga familiar, de todas las familias, interrumpido por la Muerte. Es algo que permite a Bergman involucrarse en la resolución de problemas y conflictos morales, de intervenir la realidad desde su mirada, un punto de vista pulcro y a veces ingenuo que persigue la emoción y descarta el efectismo.

En “Fanny y Alexander” Bergman abandona las grandes verdades y mira hacia lo cotidiano, rebusca en sus demonios y teje historias de todos los días sin saber que cautiva a quienes lo despreciaron por lo denso de su discurso, lo tenso de sus planteamientos y lo fronterizo de sus propuestas: en un polo está el cine de consumo de todos los días y en otro las películas de consumo nada compulsivo. El reto de Ingmar Bergman es el de resolver la contradicción entre la poesía y la prosa.

Bergman, que fue poesía, busca su sitio en la prosa. Y también en ella se revela como maestro.


Saludos de FrankiE LamparD
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Guilamps
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