¿Qué sensación es ésta? Los Soprano han llegado a su fin, creía que me alegraría de que llegara este momento, de librarme de ese maldito gordo intimidante, violento e inestable llamado Tony; que no tendría que aguantar más al perdido A.J. y sus lloriqueos; o esas citas con la psicóloga tan frías y reveladoras. Malditos mafiosos, estáis todos locos, no quiero cruzarme con vosotros ni ver más cómo destrozais vidas ajenas. Y sin embargo ya os estoy echando de menos.

Ya extraño la respiración apurada y los cabreos de Tony. Ya echo de menos la risita cálida y peligrosa de Paulie. Echo de menos a Sil y su boca torcida. A Crissy y su dualidad loco salvaje-alma atormentada. A Bobby Bacala, con esa bonachonería y su voz rasgada y dulce. A Janice con sus neuras y su interés. También a Carmela con sus preocupaciones e inquietudes. Extraño esas copas en el Bada Bing, acompañadas de exóticos bailes.

Y es que los Soprano es magistral, en todos los sentidos, reflejando el lado más humano y más animal a la vez de todos los personajes, tratado con una normalidad pasmosa, y una fluidez tal que parece que estemos viendo un maldito documental. Un guión excelente, unas actuaciones sencillamente perfectas, cargadas de matices y detalles, de tal modo que no hay actores, los personajes se comen la pantalla directamente; una banda sonora sublime; todo roza la perfección.

Malditos seais todos, sois abominables. Os detesto, pero os quiero. Nos reencontraremos en Satriale's.