Nada ni nadie es perfecto, salvo Adriana Sklenarikova, Julieta Venegas y algo más por ahí, como Pink Floyd. Por eso no me enfada en absoluto que mi admiradísimo Sines haya infravalorado, denostado, este grandísimo trabajo de Wim Wenders, que a mi me ha parecido realmente interesante.
Los aspectos menos viscerales de la cinta, aquellos en los que vemos directamente el trabajo del realizador al mando de las cámaras, filmando una aparente road movie a través del desierto, entre Texas y California, el Mohave, es estupendo. Planos espectaculares, uno detrás de otro, algo que en sí mismo representa un motivo de peso para valorar positivamente este trabajo. Pero al margen de esto, la historia que nos cuenta es estremecedora. De un realismo brutal. Quizá porque un tipo como yo, de lo más normalito, ha tenido la suerte o desgracia de vivir una situación semejante y que, además, casi consigue meterme en la cárcel. De esto no voy a hablar, pero quería dejar constancia.
Así pues creo que las votaciones pobres para este soberbio trabajo se las apuntan seres con una vida politicamente correcta, tranquila y sin sobresaltos, y me apetece decir que aburrida.
El guión me llega a lo más profundo. Desde el momento en que descubrimos que nuestro protagonista ha sufrido una "fuga", al más puro estilo Lynch en Lost Highway, y hasta el desenlace, las frases y reflexiones, los motivos, me parecen absolutamente acertados, y el hecho de que se nos cuenten de la manera en que lo hace Wenders, algo realmente satisfactorio para alguien cansado de personajes y situaciones falsos, aburridos y estereotipados, como yo.
El amor al límite, nada le hace a uno tan fuerte como el amor (Punch-Drunk Love), sólo el desamor. Este tipo de relaciones enfermizas, amor-odio, son capaces de generar una fuerza equivalente a 7 bombas nucleares, o una patada giratoria de Chuck Norris.
En realidad no queda mucho por decir que no se haya dicho o que ustedes no sepan. Este tipo de cine te enamora o te aburre, a mi lo primero, sin duda. Me enorgullezco de no haberla visto hasta ahora, y os puedo asegurar de que lleva años rondándome la idea, pero algo dentro de mi, en alguna parte, me impedía hacerlo, una voz me susurraba que aún no estaba preparado para disfrutarla.

De todos modos no se queda sin su pequeña pega. El video que repasan nuestro prota de la mano de su hermano, su cuñada y su hijo, de 3 años por aquel entonces, no encaja con la descripción que hace Harry Dean Stanton, en los minutos finales, de en qué se había convertico su relación desde el nacimieto de su hijo, incluso desde antes, y hasta la ruptura familiar. Algo que bien se puede perdonar.

Todo un 9.