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Voto de cineoptero:
9
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama En un momento crucial de su vida financiera, Gondo (Toshirô Mifune), un directivo de una importante empresa de zapatos, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado. El rescate exigido es una gran cantidad de dinero, pero Gondo la necesita para cerrar una negociación que le dará el control de la empresa. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2009
40 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última aportación al cine negro de Kurosawa, que lejos de repetir esquemas nos presenta una inusual propuesta dentro del género de sorprendente modernidad, que es buena prueba del inconformismo del director japonés, dispuesto a renovarse en cada trabajo. El director divide en tres actos la película, muy diferentes entre si, aunque a su manera, magistrales los tres. El primero (hasta la escena del tren) es simplemente antológico. Toda la presión psicológica que se ejerce sobre el protagonista así como sus dudas quedan perfectamente captadas tanto en sus imágenes y como en la interpretación de Mifume, esplendido como siempre. A pesar de desarrollarse en apenas dos espacios cerrados (su casa y un tren), Kurosawa da una lección de puesta en escena y de capacidad de generar tensión. El segundo acto (la investigación) es sin duda el más polémico, y en parte el causante de que muchos consideren este film como un trabajo menor del director. El cambio de ritmo es brutal, pues la investigación es de una minuciosidad inusual en este tipo de películas. Además la sensación de que el film no avanza más allá del simple film policiaco puede desanimar a más de uno. Aunque la clave del film está en el tercio final, creo que esta es una de las mejores descripciones que he visto de un caso criminal y esta rodado con una habilidad poco común por Kurosawa. Sin embargo el tramo final (el seguimiento del sospechoso) vuele a recuperar el nervio inicial en una conclusión memorable, llena de imágenes poderosas y una escena final inolvidable. Pero sobre todo nos muestra las intenciones reales del director, mucho más ambiciosas de lo que aparentaba hasta entonces, hablándonos de las diferencias de clases en Japón, ilustradas por una puesta en escena que sin darnos cuenta ha estado indicándolo desde el principio con objetos y ángulos de cámara, convirtiéndose en un film de fuerte carga social además de una de las descripciones más negras sobre el ser humano que realizo en su carrera. Un gran trabajo del “emperador”.
cineoptero
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