Pues a mi no me ha cambiado la vida en lo más mínimo. Hay películas que te hacen reír o llorar, películas que te hacen pensar y discutir, de esas que se instalan en tu mente durante unos días pensando lo que habrías hecho tu en ese caso, pero Larry Crowne no es ninguna de ellas.

Puedes ver la vida continuar y ver al mismo tiempo la película. Basada en un guión totalmente ligero y transparente, en ningún momento se le ocurre criticar el sistema económico o educativo. A pesar de partir de una premisa muy actual como es el desempleo, no es ácida ni crítica y el protagonista absorbe la noticia y se la queda dentro, ofreciendo de paso una total apatía al conjunto.

Hanks y Roberts, que repetían después de la sosa La guerra de Charlie Wilson no tienen química necesaria para poner un poco de picante a su alrededor. Todas las historias, lo que le ocurre a Larry es totalmente blanco, y los sucesos aparecen como caídos del cielo, sin que esperemos respuesta por su parte. Roberts bastante tienen con mostrar la desgana fotograma tras fotograma, sin que sepamos muy bien si el papel era así o si es su verdadero estado de ánimo.

A ratos aburrida y casi siempre insípida, solamente de una manera puede explicarse que guionista, director y protagonista estuvieran de acuerdo en hacer una película que diga tan poco en tanto tiempo: Tom Hanks está perdiendo la varita que lo convertía todo en oro.