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España España · Madrid
Voto de Moody:
6
Comedia. Acción Val (Al Pacino) sale de la cárcel tras cumplir 28 años de condena. Doc (Christopher Walken), su mejor amigo, le espera a la salida para ir a ver a Hirsch (Alan Arkin), otro viejo colega. A pesar de la edad, los tres gángsteres deciden reanudar esa misma noche su vida de crímenes, drogas y sexo. Sin embargo, Doc tiene que hacer antes un trabajo urgente que le ha encargado el jefe de la banda: debe matar a Val para saldar una cuenta ... [+]
17 de abril de 2013
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No es la primera vez que vemos a actores veteranos encarnar papeles que normalmente serían para otros más jóvenes. En el año 2000, "Space cowboys" enviaba a un puñado de "muchachos" hasta el espacio para reparar un satélite, y 13 años después, Hollywood se apoya en otros tantos actores para narrar una historia sobre la lealtad y la honradez dentro del mundo de las bandas organizadas.

Todo ocurre durante una noche, horas en las cuales los protagonistas retoman una relación de amistad después de años de reclusión carcelaria. Es precisamente ese espacio temporar tan acotado uno de los secretos del film, durante el cual Stevens consigue que el espectador se sienta cómodo y reconozca todos sus rincones como si fueran familiares. Los protagonistas campan a sus anchas por la ciudad robando, asaltando y disparando tras parar varias veces a tomar algo, que ellos ya tienen una edad aunque sean viejos delincuentes.

Con esta sencillez en la localización, el guión tampoco se enreda en florituras ni artificios a la hora de elaborar una historia básica y simple que funciona como vehículo de lucimiento de los protagonistas, pero que sabe a poco si se compara con otras del género. La película no necesita un potente libreto porque se basa en el imán de los actores, y esto sí que funciona.

Si algo merece salvarse de "Tipos legales" es sin duda su reparto. Actores que parecen estar de vuelta de todo imparten una clase magistral para que aprendan los que ahora sueñan con ser como ellos. No hay demasiados adjetivos para describir sus actuaciones porque solo han tenido que tirar de experiencia para brillar, y de eso van más que sobrados. Actores prolíficos que quizás ya han visto sus mejores tiempos, pero que siguen (y seguirán) dando mucha guerra para nuestro deleite.

Con su final tan poético como previsible y su desarrollo lineal en el que incluso tienen lugar una emotiva historia que humaniza al supuesto asesino, o una automedicación bastante duradera, la película refrenda la idea de que si un director opta por actores consagrados seguramente firmará un producto de calidad, pero si además logra que todos se involucren, firmará un producto muy interesante.
Moody
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