En un mundo en el que las batallas se libran desde los despachos con drones en el cielo, o desde el suelo con chalecos explosivos, “Espías desde el cielo” es una película muy actual. Ese dilema que se produce cuando se debe decidir entre lo malo y lo peor es el núcleo de una película que genera debate desde el entretenimiento.

La película tiene muchos argumentos que desarrollar para ser tenida en cuenta. Desde sus múltiples puntos de vista, la captura de una de las más uscadas por los EEUU muestra los estados de ánimo y la personalidad de cada personaje que por pequeño que sea cuenta mucho en la historia. Uno de los aspectos que mejor se refleja es la ineptitud de los altos cargos cuyo trabajo es decidir, y se vez incapaces de hacerlo. Una crítica a la Administración y sus integrantes que queda patente con tanta consulta entre ellos y comportamientos dignos de lavarse las manos ante los más que destacables daños colaterales.

Porque aunque parezca una película de acción como pueden ser otras muchas, gran parte de su argumento narra esas decisiones desde la silla. También hay lugar para los pilotos del dron, que demuestran dudas morales e incluso para los aliados sobre el terreno, capaces de hacer cualquier cosa para lograr la misión. Múltiples punto de vista que enriquecen el argumento y dotan de dimensión global al conjunto.

Mucha culpa del éxito de la película recae en los actores, todos muy correctos e incluso notables en la construcción de los personajes. Sobre todo Mirren y Rickman, rutilantes estrellas que no solo aportan el lustre de sus apellidos, sino que se implican adentrándose en las convicciones de sus personajes.

Notable película que plantea un importante dilema moral mientras muestra la diferencia entre políticos y militares en la toma de decisiones, todo ello sin pasarse de duración y manteniendo la tensión y emoción hasta el final.