... porque es entonces cuando aparece Irina, que vale, es relevante pero sólo en cierto sentido, luego ya deberían de haberla olvidado, aparecen un rico americano que comercia con la pieles de las dichosas martas y un policía de Nueva York, que viene siguiendo la pista de, creo, que su hermano (en esa parte me perdí un poco, mea culpa) de cuya muerte sospecha es responsable el tal Osborne, vale, vale, pinta bien, y entonces... aparecen las martas cibelinas, se embarullan con todo lo anterior y empiezan a tomar una relevancia absurda, que si las quiero vivas, que si las matas junto con el americano mejor, que Irina necesita desahogarse y explicar su desdichada existencia, que si me voy a Suecia a matar a Osborne pero no lo mato porque me lleva en su Rolls, ya lo mataré en Rusia que hace frío y al no pder pensar, ese peso que me ahorro en la conciencia...ah, eso sí, los muertos ya dan igual, están muertos, no?

Yo sólo quiero mi copa de Vodka y olvidar esta película