Lo sé las comparaciones son odiosas, pero después de ver Never Back Down, te das cuenta de lo alargada que es la sombra de Karate Kid. Es más, en ningún momento esconde sus intenciones de parecerse y tal vez es donde mejor juega sus bazas. No comparto las similitudes que se le han hecho con el Club de la Lucha por que me parece un sacrilegio. El film de David Fincher es algo más que un entretenimiento de lucha, realidad es una película de culto.
Además lo que no le perdono a Sean Faris es que se parezca tanto físicamente a Tom Cruise.
Jack Tyler (Sean Faris) es un joven atormentado por su pasado con muchos remordimientos familiares. Intenta encajar en la nueva ciudad a la que se ha ido a vivir junto con su madre y su hermano. En la escuela conoce a una chica, Baja (Amber Heard) por la que se siente atraído. Lo que no sabe es que le conduce a una fiesta donde topa con Ryan McDonald (Cam Gigandet) un experto luchador en MMA que le humilla en público y le da una paliza.
Por otra parte tenemos a Jean Roque (Djimon Hounsou) que hace de mentor de Jack y le enseña a ser paciente y tener disciplina. Todo encaja y recuerda al mítico Karate Kid, pero no por eso hecho por tierra el trabajo realizado por Jeff Wadlow que ha sabido conjuntar unas buenas coreografías en las escenas de lucha y desarrollar el personaje de Ryan en su papel de villano para que estemos deseando en todo momento que reciba una gran paliza por su actitud chulesca y vejatoria.
La película está adornada con una estupenda banda sonora con temas muy pegadizos y rockeros que elevan el nivel de la cinta. Por lo tanto, Never Back Down es un buen entretenimiento y vale la pena que perdamos algo de nuestro tiempo en verla. Y no digo más, ¡Que empiece el show!.