Hace 2 años Tim Miller, nos demostró que un superhéroe también puede llegar a ser muy chistoso.
Era el perfecto antihéroe, un total bocazas y deslenguado capaz de sacarle los colores al más pintado.
En su regreso, cosa que muchos esperábamos con ansiedad no ha defraudado a nadie. Ha vuelto más enchufado que nunca, los gags se suceden uno tras otro con una chispa y originalidad pocas veces vista en un superhéroe.
En esta segunda parte, sin dudas mejor que la primera, la variedad de chistes es abrumadora, tantos que algunos funcionan mejor que otros.
Ya desde la primera escena en la que aparece Wade con una figurita de Lobezno atravesado por una estaca y se mofa del personaje es toda una declaración de intenciones.
Wade Wilson o Deadpool, en su nombre de batalla, tendrá la misión de defender la vida de un chico llamado Russell o Firefist (Julia Dennison). Un niño mutante muy cabreado y con graves problemas de autoestima. Un poderoso enemigo apodado Cable (Josh Brolin) que tiene la capacidad de viajar en el tiempo viene buscando venganza.
Firefist se aliará con el supervillano Juggernaut después de liberarlo de una prisión especial para mutantes, un tío muy grande y con muchas ganas de arrasar con todo.
Un momento muy gracioso es cuando Deadpool se dedica a hacer un casting para encontrar aliados que le ayuden a combatir a Juggernaut.
Del maravilloso casting, al estilo Go Talent saldrá el equipo X-Force formado por Domino, Surge, Zeitgeist, Bedlam y Shatterstar. Cada uno de ellos con distintos superpoderes algunos de dudosa efectividad y que en muchos momentos provocarán la carcajada más que otra cosa.
En definitiva una secuela en la que los guionistas han puesto todo el empeño en colocar cuántos más chistes por minuto mejor. Han conseguido su propósito en algunos ya que con tanta variedad es difícil lograr que todos tengan gracia.
En el apartado de gracias destacaría los créditos finales que para mí es una de las partes más ingeniosas y originales de la cinta.