Luc Besson me parece un director irregular aunque es cierto que me faltan algunas por ver de él todavía pero tiene tanto buenas como malas y al ver un proyecto de esta envergadura y presupuesto sueles esperar o algo grandioso o algo ridículo y la película al final se ha quedado a medio gas tirando más bien al lado positivo que al negativo. Besson se nota que tiene talento dirigiendo sobretodo en el nivel visual quien nos dota de un universo fantástico y gigantesco que pocas películas pueden envidiar su variedad de monstruos, colores y todo tipo de cosas que puedas encontrar en una aventura intergaláctica. Aventura que se mantiene gracias a la química entre sus protagonistas que sin destacar logran mantenerse a flote pese al nulo desarrollo en general de personajes. Los papeles de Clive Owen y Ethan Hawke quedan desaprovechados totalmente cosa que no pasa con Rihanna que pese a no aportar mucho a la trama logra sorprender con su interpretación no muy larga pero bien desarrollada e incluso emotiva. La trama podría haber dado más de sí si hubiera profundizado aún más en el tema con el que se desarrolla desde el principio que empieza genial e incluso hay matices imaginativos en la trama. Aún así la película se siente predecible y con pocas sorpresas aunque hay que decir y sé que escocerá a muchos, que esta película como John Carter me parecen delicias visuales y mucho menos espantosas que los dos episodios de Lucas de Star Wars donde los secundarios abundan en vergüenza ajena al igual que las actuaciones. Creo que si esta cinta hubiera salido hace dos décadas habría pegado el pelotazo que ahora no ha pegado y han arriesgado para fracasar. Tiene matices y defectos pero sin duda no se puede negar que es un entretenimiento más que solvente y de primeras trepidante. Una verdadera lástima que haya salido tarde tras tantas aventuras de este estilo que la novedad se queda nula.