Acudí al cine sin ninguna referencia ni pretensin sobre Shame, más allá de ver una peli de un adicto al sexo y al salir tuve la sensación de no haber disfrutado de la historia. De no haber conectado con la película, ni con Brandon, el personaje de Fassbender ni mucho menos con su hermana.

Nos presenta Steve McQueen en los primeros compases al tipico "foker" que no quiere lios, con un buen curro, y un buen piso (aunque el minimalismo no guste a todos) para poco a poco hacernos ver que no es oro todo lo que reluce y que el protagonista tiene serios problemas para controlar sus impulsos sexuales.

Esta situación y el ser consciente de la misma le hacen estar en conflicto permanente consigo mismo y con las pocas personas que le rodean, es su respuesta inmediata ante cualquier situacion que le provoque estres. Lo lleva por una cuesta abajo, como un descenso hacia los infiermos que parece llegar al abismo.

Sin duda lo mejor es la actuación de Fasbender, que me dejó cierto aire de desasosiego en el cuerpo, y lo borda, porque hace que el espectador no se sienta agusto. Imponente en una de las escenas finales con la cara absolutamente desencajada.

Si es sentir lo que le pides el cine, ve a verla y sin duda no te defraudará, pero no esperes pasar un buen rato.