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España España · granada
Voto de pilar:
9
Drama Elisabeth (Liv Ullmann), una célebre actriz de teatro, es hospitalizada tras perder la voz durante una representación de "Electra". Después de ser sometida a una serie de pruebas, el diagnóstico es bueno. Sin embargo, como sigue sin hablar, debe permanecer en la clínica. Alma (Bibi Andersson), la enfermera encargada de cuidarla, intenta romper su mutismo hablándole sin parar. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2007
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine tiene el poder de influir de manera hipnótica en nuestro interior, haciendo convulsionar piezas sueltas de nuestra alma...Que a veces no pensamos en arreglar por pura comodidad y por verdadero terror (¡ cuánto miedo albergamos a nosotros mismos, a descubrir quienes somos realmente!).

Recientemente contemplé un estremecedor visionado de la miseria humana de la mano del hiriente y demoledor Ingmar Bergman y no sólo consiguió revolverme en el asiento de la sala de cine, si no que caló hasta límites poco agradables, arañando esas verdades que descansan ocultas tras la máscara y que hacen mucha pupa al mostrarse ante ti mismo.

Persona, significa ser complejidad, contradiccíon, dualidad. Somos y estamos. El estar supone nuestra parte visible, que se relaciona, se comunica, trabaja, estudia... Y en definitiva actúa en este gran escenario que es la propia existencia. Pero detrás de la máscara, cuando se apagan las luces y nos quedamos a oscuras, en silencio infinito, somos. En ese silencio, los gritos de nuestras dudas existenciales hacen tanto ruido, que no puedes hablar y tampoco comunicarte.

Solo en el silencio, puedes ir conociendo tu verdadera personalidad, pues se va mostrando ante la falta de estímulos ante tus ojos, mostrando todas sus miserias y miedos. Cuando la encuentras en estado puro, despojada de maquillaje y disfraces, tu verdadera persona te inhunda por completo, ahogando todas esas mentiras piadosas que nos hacemos a nosotros mismos para justificar nuestra cobardía ante la vida y sus decisiones.

Con esta película se asiste como testigo a una estremecedora lucha entre estas dos esencias de la persona (el ser y el estar, la parte ficticia y la parte real) así como el conflicto y la simbiosis que se produce entre ellas, llegando a fundirse de tal forma que acongoja, haciendo muy arduo distinguir entre realidad y representación. Sólo decir que los mayores espectáculos se producen en nuestro interior, lo complicado es aceptar que somos los únicos espectadores de nosotros mismos y eso aterra.
Absolutamente necesaria, aunque araña por dentro.
pilar
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