No se trata de fijarse únicamente en la escatología y el asquito que produce. Tiene fuera de eso, méritos suficientes para ser considerada mala. El científico loco resulta cómico de puro estereotipado. Las víctimas ni pueden (por razones obvias) mostrar mucho sus talentos ni, dado el guión resultaría relevante que lo hicieran. Se hace muy larga, tanto la introducción como la parte intermedia en la que se muestran los resultados y el via crucis de su "creación". Hay momentos en los que hasta desesperas. Por un lado te resulta asqueroso y repulsivo lo que ves, con lo que no quieres que te sigan enseñando más de eso y, encima, te aburres porque el contexto donde se dan esas guarrerías sin sentido, tampoco dice nada; con lo que estás doblemente decepcionado. Quiero decir que, hay pelis en las que por razones de guión, hay alguna escena repugnante dentro de un argumento que al menos, parece justificar que veas la crudeza que se muestra pero... el resto es tan coherente o está tan bien contextualizado y llevado que, casi te hace olvidar lo que has tenido que sufrir viendo ciertas cosas. Aquí no... termina y lo único que puedes recordar es lo mal que lo has pasado para NADA. Cuando esto pasa, algo falla. No de trata de dilemas morales (a nadie se le ocurre cuestionar los "beneficios" de semejantes experimentos considerándolos un mal necesario para el avance de la ciencia). La premisa es tan exagerada y descabellada que elimina esta posibilidad de debate ético. No se trata de que el personaje principal tenga cuentas pendientes que le lleven a volverse loco y comportarse así por venganza, dolor sufrido u otros motivos... está loco y, no hay explicaciones ni porqués ni, se plantéa una posible finalidad aunque sea en su universo transtornado. No hay absolutamente nada que se pueda concluir una vez vista. Es una cinta descaradamente escatológica que es, a la vez, el medio y el fin. En su asquerosidad comienza y termina. NO hay nada más. En un mundo como el actual, se me hace difícil que no fuera esto lo que se explota descaradamente para atraer a los espectadores. No hay intenciones subliminales tales como despertar conciencias porque, el planteamiento mismo no lo permite... No hay valores cinematográficos que justifiquen semejante aberración. Tampoco ha resultado un producto artístico y, no me limito a las escenas desagradables, sino al conjunto. Es total y absolutamente prescindible. Es como Los 120 días de Saló pero, a lo bestia. En aquella, se suponía que con la excusa de criticar el fascismo y su falta de valores humanos, teníamos que sufrir como se recreaban enseñándonos hasta donde se puede llegar con una mente enferma y unas ideas radicales e inmorales... pero es que en esta ni eso. Passolini se pasó tres pueblos y, este Six, ya va por 89...