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Voto de Quatermain80:
7
Aventuras. Cine negro Revolución Francesa. Época del Terror (1793-1795). Robespierre prepara una lista negra con los nombres de sus enemigos para condenarlos a la guillotina. Un grupo de políticos moderados, encabezados por Barras, encarga a un hombre el robo del documento y promueve una revuelta contra el tirano. (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2011
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Insólito ejercicio de cine negro, pero pese a ello poseedor de todos los ingredientes habituales en el género, "El reinado del terror" sorprende al elegir el periodo histórico de la Convención Jacobina como marco en el que desarrollar una historia que, de haber tratado de una banda de hampones dispuestos a acaparar el poder en un barrio suburbial de Chicago o Nueva York, no habría presentado sustanciales variaciones respecto de la que aquí se nos cuenta.

En el presente caso, el jefe de esos hampones viene a ser Robespierre, paradigma del fanatismo y del afán de poder, los cuales aspira a consolidar como dictador, sirviéndose para ello de una especie de "lista negra" en la que figuran sus enemigos y opositores. Asistiéndole en esta loable labor encontramos al fanático Saint-Just y al ambiguo y calculador Fouché, siempre jugando a dos bandas. Del lado del "bien" están Barrás y sus partidarios, los "héroes" de la película, Daubigny y Madeleine. Así, tanto los personajes como el argumento -que gira en torno a la posesión del mencionado libro negro- responden no a la verdad histórica, ni tan siquiera a un intento de acercarse a la misma, sino a las fórmulas narrativas y a los arquetipos clásicos del cine negro de siempre.

Formalmente se trata de una de las mejores películas que filmó ese excelente dúo formado por Anthony Mann y el director de fotografía John Alton, a cuya brillantez habitual cabe sumar en este caso la de William Cameron Menzies. El estilo característico de estas películas, lastradas por presupuestos muy escasos, se basaba en hacer de la necesidad virtud. ¿Por qué usar grandes y costosos decorados pudiendo reducir el espacio a juegos de luces y sombras? ¿Qué necesidad había de contratar cuantiosos extras teniendo la posibilidad de multiplicar unos pocos por medio de espejos hábilmente dispuestos? De todo ello es ejemplo este filme, que a mí me parece maravillosamente iluminado, como todos aquellos en los que interviene Alton; resulta impresionante su dominio de los focos de luz, el protagonismo que cobran los rostros, fuertemente iluminados en contraste con los fondos, tenebristas y casi abstractos. En cuanto a la realización de Mann basta observar secuencias como el asesinato del verdadero Duval, la de los discursos en la "abarrotada" Convención, o planos generales de jinetes solitarios cabalgando bajo una luz crepuscular (anticipación de lo que luego haría en sus célebres Westerns), para percatarse de la magnitud de su pericia.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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