Candilejas de Charles Chaplin, es un drama romántico que narra el declive de un payaso. Dirigida con un ritmo majestuoso, es atrevida y arriesgada por la crítica que contiene del capitalismo, estando ya vigilado por el comité de actividades antiamericanas.
Musicalmente, obra del mismo Chaplin, consiguió el oscar 21 años después, y está considerada una de las mayores obras musicales de la historia del cine, gracias a sonidos bellos y hermosos, totalmente inspiradores y emotivos acompañando la acción. Y con un montaje, lineal e ideológico personal de Chaplin, con flash-back que sitúan al espectador en el corazón del protagonista, mostrándonos hábilmente su triunfo y caída.
Contiene una narrativa afable y acogedora que gusta escuchar, por tener en su interior muchas frases celebres recordadas del genial director, con diálogos ágiles e ingeniosos. Que salen de un guión, también escrito por el mismo, que entristece y conmueve por ser entrañable, y sobre todo por ser pesimista y esperanzador a partes iguales.
Las actuaciones, son sobresalientes, con un Charles Chaplin brillante, nostálgico y soñador, muy correcta y acertada Claire Bloom, y una sorprendente e inesperada reaparición de Buster Keaton, representando un papel prácticamente autobiográfico. Con vestuarios y caracterizaciones, estéticamente trabajados en alusión a la época en que se basa la historia, y a los personajes del teatro.
En conclusión, una obra indispensable e imperecedera, por emocionar de forma sentimental con gran acierto, conmoviendo al público al antojo del director sin recurrir a su preciado vagabundo. Que no tuvo la aceptación que le correspondía en su momento, por la censura estadounidense a su persona, y que es nuestro deber como enamorados del séptimo arte, engrandecerla como se merece por ser única, inmensa y cautivadora.