Los Goonies de Richard Donner es una película de aventuras infantiles ideal para ver en familia. Dirigida con un ritmo vigoroso y con un estilo aventurero y juvenil, es una obra que ha sobrevivido el paso del tiempo para ser conocida por los niños de varias generaciones que han sucumbido al encanto de la historia, la cual es tan simple como la búsqueda de un tesoro a través de un mapa, siendo en definitiva una clásico del cine familiar de los 80. Realizada de manera irresistible tiene un resultado espléndido recomendable para todos los jóvenes.
La fotografía es vistosa y evocadora al emplear imágenes fantásticas y atractivas que son estéticamente apropiadas para el film, ya que están repleta de matices estimulantes y enigmáticos. La música es alentadora y arrolladora en gran parte del film, añadiendo intriga por un lado e intensidad por otro según es requerida por la acción. Los planos y movimientos de cámara completan un estupendo trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, panorámicos, reconocimiento, cámara en mano, detalles, avanti y generales que dan dinamismo a la película.
Las actuaciones son creíbles y cumplidoras. Como protagonistas Sean Astin y Corey Feldman están remarcables como niños habituales en este tipo de films y llama la atención la interpretación del sobrio Josh Brolin, siendo apropiados los acompañamientos de Martha Plimpton, Joe Pantoliano, Kerri Green, Jeff Cohen y Jonathan Ke Quan entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos a niños y jóvenes de la época y para el resto siempre con la intención de sacar una sonrisa al espectador, siendo además la caracterización de uno de los protagonistas asombrosa y lastimosa, llegando al corazón del espectador de modo entrañable.
El guion, escrito por Chris Columbus y basado en la historia de Steven Spielberg, es una estupenda historia infantil de aventuras que hace pasar un rato agradable a toda la familia, y que además, sobrevive eficazmente al paso del tiempo, siendo por tanto una obra cercana y muy recordada por varias generaciones. Esto se lleva a cabo con una narrativa jovial y sencilla, que de manera expresiva ameniza el visionado gracias a unos diálogos graciosos y burlones.
En conclusión, la considero una obra imperecedera e indispensable en el cine familiar de los 80, cumpliendo con un entretenido trabajo que es apasionante para los más pequeños y que, generación tras generación, sigue cautivado a todos los jóvenes por ser una obra divertida y entrañable como pocas. Recomendable por su dirección, guion, fotografía, música, efectos, movimientos de cámara, caracterizaciones y diálogos que hacen de Los Goonies, un film esencial y digno de visión para todas las generaciones infantiles.