Baratísimo ómnibus de terror de culto (¡), que cuenta con un gran fan en Quentin Tarantino (qué loco está este hombre). La primera historia tiene un pase, típica urban legend, con su algo acechando a una pareja en un coche en paraje solitario, de noche, y un extraño sonido sobre el techo del vehículo,a partir que la mujer se queda sola; la segunda, con jovenzuelos internándose en un psiquiátrico abandonado, donde una habitación está iluminada por una luz verde, es probablemente la mejor, y transmite algo de mal rollo (siempre obviando el carácter semiprofesional del producto) y la tercera es una aburrida sobre una chica de instintos psicopáticos. El nexo de unión entre ellas, son unos chicos en una cabaña, relatándolas, mientras sopla un extraño viento. En fin, he sido benevolente con las dos primeras, y la cosa al menos no es de visionado insultante como, por ej., “Chillers” (1987), otro terror de sketches y una de las pocas películas que, empezada, no he podido (voluntariamente) acabar de ver, a riesgo de cortarme las venas o tener que matar a alguien, tal era inenarrable engendro.