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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Drama En 1865, mientras la Guerra Civil Americana se acerca a su fin, el presidente Abraham Lincoln propone una enmienda que prohíba la esclavitud en los Estados Unidos. Sin embargo esto plantea un gran dilema: si la paz llega antes de que se apruebe la enmienda, el Sur tendrá poder para rechazarla y mantener la esclavitud; si la paz llega después, decenas de miles de personas seguirán muriendo en el frente. En una carrera contrarreloj para ... [+]
12 de enero de 2013
37 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier persona con dos dedos de frente conoce perfectamente que el 90% de las causas que abolieron la esclavitud en EEUU fueron económicas. Aquí, aparte de unos adornos sentimentaloides/sociales/buenrollistas que no se cree nadie y ciertas omisiones sobre los ‘poderes’ y acciones censoras del Sr. Lincoln, parece que están en el ‘partido’ más difícil de sus vidas y en tramas paralelas y dignas de “24” o “Homeland”. En algunos momentos pensaba que iba a salir Jack Bauer rodando por el suelo y armado con una pistola y, en otros, que al abrir una puerta iba a estar allí Carrie Mathison escuchando jazz. No es que nos quieran dar una lección de historia, pero aparecen títulos con los que parece pretende darnos… ¿una lección de historia? Por no decir que se celebrando la Decimotercera Enmienda como si fuera el tanto definitivo de la Superbowl…

Tal vez el director de “Tiburón” tenga una espinita clavada —del tamaño de un Boeing 707— gracias a los fiascos y disgustos que se llevó con “El color púrpura” y “Amistad” por diferentes causas y razones. Este es el filme con el que quiere pasar a la posteridad para contar otro tipo de holocausto y tiene todos los ingredientes para hacerlo: las interpretaciones sobresalientes de Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones y de un puñado de codiciados secundarios. Luego, tiene la historia. De las cerca de 1.000 páginas de la biografía de Doris Kearns Goodwin, que retrataba al gabinete de Lincoln, Tony Kushner ‘se quedó’ con unas 500 y a su vez Spielberg únicamente se centró en poco más de 60 páginas que se duplicaron para la versión final. Al tándem que ya despuntó en “Munich” le interesa la historia crepuscular de los últimos meses de Lincoln y sus esfuerzos por conseguir aprobar la Decimotercera Enmienda, mientras intenta acabar con la Guerra Civil Americana y es sometido a numerosas presiones de diferentes frentes: políticos, económicos, militares y, por supuesto, familiares. El thriller político y drama familiar se tejen en una puesta en escena pictórico-teatral. La composición de cada plano recuerda a un cuadro para la posteridad y su solemnidad contrasta con la sobriedad de la propuesta. “Lincoln” es más medida, seria y parca que un funeral lleno de mudos. No es aburrida pero tampoco me emociona, pretende ser grandilocuente pero finalmente no me deja nada que recordar.

El filme adquiere un tono crepuscular y la propia cara de Lincoln siempre es fragmentada, al igual que el relato de su psique, en claroscuros. Juega con el espacio oculto, con el arrastre de grandes secundarios y una coralidad en la oralidad. Si en el 2012 Abraham Lincoln ha triturado a vampiros y zombis… le quedaba por enfrentarse a los fantasmas. “Lincoln” está habitada por espectros como si se volatilizaran delante de nosotros. Sabemos que tenemos a uno delante… y parece que todos los personajes alrededor de Abraham Lincoln sabían que una noche se despedía de todos ellos… Y, entonces, ¿por qué nadie le avisó? En realidad la respuesta la facilita Spielberg: le odiaban por contar siempre una historia (típica del viejo del lugar) en el momento menos propicio. En realidad a Lincoln, al parecer, le mataron para evitar que contara una nueva historia porque estaban hasta las narices de sus narices y de provocar tortícolis en sus discursos. Únicamente extraemos esa única conclusión ya que Spielberg no quiere mojarse en lo más mínimo. Una auténtica pena, aunque “Lincoln” nos enseña una importante lección: no se puede ganar en todo. Espero que predique con el ejemplo en los Oscars de este año.

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VERSIONES ALTERNATIVAS:

En vista de las tres películas que han destripado a Lincoln quedaba un par de posibilidades ya que ninguna de ellas ha dejado caer la supuesta orientación sexual que se le atribuye. Así, esta historia se podía haber contado de un modo menos aséptico:

A) Como un filme porno gay: Lincoln va consiguiendo los votos de los miembros del Congreso a base de favores sexuales. La película acaba con un gran bukkake delante de su sufrida esposa cuando se aprueba la Decimotercera Enmienda.

B) Como una revisión de época de “Una rubia muy legal 2”: donde Elle (Reese Witherspoon) va a Washington a defender los derechos de los animales. Hay muchos puntos coincidentes para los sucios miembros del Ku Klux Klan y las juventudes hitlerianas entre “Lincoln” y la película que protagonizó Witherspoon…
Maldito Bastardo
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