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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contaba Montxo Armendáriz que después de “Historias del Kronen” sacó un guión olvidado de un cajón. Y allí había un título de un descarte, que tuvo que ser relegado por problemas de financiación a principios de los noventa, llamado “Secretos del corazón”… que finalmente consiguió cuatro premios Goya y una nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Siempre se ha dicho que Allen comienza a escribir sus guiones como si quisiera hacer un filme de Bergman y que se acaban convirtiendo en cosas como “Hannah y sus hermanas”. Ese personaje que habla a cámara recuerda a la más inmediata y final obra de Bergman, “Saraband”, pero el creador de “Zelig” sabe darle ese giro con otros personajes que le tildan de loco aunque el personaje que interpreta Larry David habla de una ‘visión general’. Realmente el juego con el espejo metaficcional no pretende ser una nueva “Rosa púrpura en el Cairo”. Inicialmente el papel, como la película, estaba pensado para Zero Mostel y era un homenaje a ‘exageración extrema’ de los sentimientos allenianos. Boris Yellnikoff parece un cruce entre el Dr. House, Woody Allen y Sheldon y si alguien en el planeta Tierra podía y debería interpretarlo era el autor/creador y actor de “Curb Your Enthusiasm”. Pero Allen no lo vio así porque el proyecto quedó aparcado con la muerte de Mostel a finales de los 70… hasta que la cosa empezó a funcionar.

Como las leyes básicas de la física la última película de Woody Allen funciona por la inercia. Como si de una manzana que cayese en la mismísima cabeza de Newton (realmente cayó en sus testículos pero se tapó en su biografía y las anécdotas que giran gravitacionalemnte a su alrededor). No sé si el creador de obras tan memorables como “Annie Hall” o “Manhattan” pretende hablarnos sobre la doble moral americana o sobre si esa sociedad promiscua y conservadora que deja el crucifijo y la Biblia para hacer un trío o salir del armario. Pero sobre todo se impone la sensación de que, en este mundo de caos y eterna condena, existen pequeños momentos para que el destino deje asomar un pequeño y breve rayo de luz que ilumine nuestras vidas. Aunque sea en forma de caída de manzana humana.

Efectivamente, el reciclaje de proyectos pasados o descartes de cajón, hacen que esa cosa llamada talento innato funcione. De cajones, claro.
Maldito Bastardo
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