Media votos
4,9
Votos
10.137
Críticas
2.181
Listas
294
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Maldito Bastardo:
8
7,6
117.485
Drama
Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
9 de enero de 2011
276 de 338 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede dividir el alma humana? ¿Se logra ser lo cándido y lo ladino? ¿Se es capaz de ser el cisne blanco y negro? ¿De alcanzar la perfección sin importar perder la cordura y el alma? En vista de las críticas es necesario volver al origen de la obra. ¿No es acaso pretendidamente el ridículo el ballet y capaz de emocionar? ¿No tanteaba muchas veces Hitchcock con lo burlesco para sugerirnos que el suspense se sustenta en lo inexplicable y lo imprevisible?
A través de una puesta en escena sencilla basada en el cromático vestuario, juegos malabares con efectos de sonido y acrobáticos espejos Darren Aronofsky parece recrear la perdida en sí misma de la protagonista. Ser perfecta no se trata de control sino dejarlo de lado.
Es cierto que tal como nos muestra la película la perfección no sólo es control sino muchas veces liberación y desinhibición. No entiendo, por lo tanto, por qué se critican los excesos en la recta final a Aronofsky cuando simplemente se limita a predicar con su ejemplo. ¿Fingir o dejarse llevar? Está claro que el director de “Réquiem por un sueño” quiere poner un excelso de excesos digitales justificados por el propio guión, que convierten al propio espectador en víctima de la paranoia y alucinaciones de la protagonista. Algunos criticarán otros, donde me incluyo, dirán que se trata de mera y genial consecuencia, de un cine al límite de todas las posibilidades.
De acuerdo, nos conocemos la historia, sabemos todo aquello que nos va a mostrar y el poder, sobre sorpresas en el libreto, aparentemente es mínimo… Entonces, ¿qué ha visto una gran mayoría de espectadores que hemos quedados prendados por “El cisne negro”? Posiblemente sean las dosis, en su justa medida, del Satoshi Kon de “Perfect Blue”, del Polanski de “Repulsión”, del Hitchcock de “Marnie, la ladrona”, del Mankiewicz de “Eva al desnudo” o del David Cronenberg de “La mosca”.
[Sigue al Cisne Blanco/Negro en el spoiler…]
A través de una puesta en escena sencilla basada en el cromático vestuario, juegos malabares con efectos de sonido y acrobáticos espejos Darren Aronofsky parece recrear la perdida en sí misma de la protagonista. Ser perfecta no se trata de control sino dejarlo de lado.
Es cierto que tal como nos muestra la película la perfección no sólo es control sino muchas veces liberación y desinhibición. No entiendo, por lo tanto, por qué se critican los excesos en la recta final a Aronofsky cuando simplemente se limita a predicar con su ejemplo. ¿Fingir o dejarse llevar? Está claro que el director de “Réquiem por un sueño” quiere poner un excelso de excesos digitales justificados por el propio guión, que convierten al propio espectador en víctima de la paranoia y alucinaciones de la protagonista. Algunos criticarán otros, donde me incluyo, dirán que se trata de mera y genial consecuencia, de un cine al límite de todas las posibilidades.
De acuerdo, nos conocemos la historia, sabemos todo aquello que nos va a mostrar y el poder, sobre sorpresas en el libreto, aparentemente es mínimo… Entonces, ¿qué ha visto una gran mayoría de espectadores que hemos quedados prendados por “El cisne negro”? Posiblemente sean las dosis, en su justa medida, del Satoshi Kon de “Perfect Blue”, del Polanski de “Repulsión”, del Hitchcock de “Marnie, la ladrona”, del Mankiewicz de “Eva al desnudo” o del David Cronenberg de “La mosca”.
[Sigue al Cisne Blanco/Negro en el spoiler…]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Parece que todo el camino del director se basaba en llegar a este punto. “Pi (fe en el caos)” nos mostraba que la locura y la paranoia iban ligadas para la consecución de objetivos de Maximillian Cohen. En “Réquiem por un sueño” Sara Goldfarb, víctima de las anfetaminas, sufre alucinaciones que la alejan completamente de la realidad. Las barreras de la muerte intentaban ser traspasadas por el amor en “La fuente de la vida” donde se duplicaba la realidad temporal y física de los personajes. Y se creía que la decante y crepuscular “El luchador”, con la que consiguió el León de Oro, era un oasis en su filmografía pero todo indica que se trata de un perfecto trampolín hasta lo que supone su mayor obra hasta el momento. En el “Cisne negro” convive perfectamente esa ‘cámara sombra’ heredera de los hermanos Dardenne, que tanto y tan bien han explotado el digital de Michael Mann y David Lynch, con la que Aronofsky atrapó a su personaje encarnado en un Mickey Rourke que se comía la pantalla a puñetazos mientras su cuerpo era dinamitado. Ahora es Natalie Portman la que es víctima del primer plano, la que es encerrada y atrapada dentro de su propio mundo. Plano secuencia en mano y realidad encerrada en un marco que nos hace partícipes de sus fantasías más oscuras y paranoias, de su transformación en algo que nunca podrá controlar.
Bailar con la muerte. Brillar en el escenario con el fulgor sobre las sombras. El último aleteo a modo de suspiro mórbido. Una pluma blanca teñida de sangre parece negra. La porcelana se resquebraja al ritmo de Chaikovski. Las muñecas se rompen atenazadas en un contendor del que quieren escapar. Eso es “El lago de los cines”, una liberación por amor… y aquí el amor de Aronofsky por el cine pretende dejar un legado de la recaudación del ridículo, de la amorfia de un cuerpo que fluye entre plumas, lágrimas y sangre.
Olviden la gallina porque esta película les pondrá la piel de cisne. Te puede dejar como a la protagonista: tocada del ala. Olviden las escarpias porque quedarán con los pelos como plumas emergentes de cisne negro. Olviden la letra ‘s’ porque “El cisne negro” es puro cine negro.
Bailar con la muerte. Brillar en el escenario con el fulgor sobre las sombras. El último aleteo a modo de suspiro mórbido. Una pluma blanca teñida de sangre parece negra. La porcelana se resquebraja al ritmo de Chaikovski. Las muñecas se rompen atenazadas en un contendor del que quieren escapar. Eso es “El lago de los cines”, una liberación por amor… y aquí el amor de Aronofsky por el cine pretende dejar un legado de la recaudación del ridículo, de la amorfia de un cuerpo que fluye entre plumas, lágrimas y sangre.
Olviden la gallina porque esta película les pondrá la piel de cisne. Te puede dejar como a la protagonista: tocada del ala. Olviden las escarpias porque quedarán con los pelos como plumas emergentes de cisne negro. Olviden la letra ‘s’ porque “El cisne negro” es puro cine negro.