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Voto de Archilupo:
7
Drama. Romance Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella ... [+]
2 de abril de 2008
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué el espectador queda tan conmovido? Sin duda por la fuerza del carácter puramente bondadoso de los personajes. Ese carácter no es el resultado de un empeño, y no hay por tanto beatería ni moralismo: los personajes son así, sin más.
Que el cantante (Glen Hansard) es buena gente lo demuestran varios ejemplos, y se puede contar el primero, que abre la película y da la pauta: atrapa a la carrera a un pobre diablo que le ha robado la recaudación. En lugar de machacarle o llevarlo a comisaría, acaba dándole los euros y un abrazo. No piensa en la represalia, no se distrae: sólo piensa en sacar adelante su música.
Al aparecer la chica (Markéta Irglová), el cantante no ha grabado todavía una maqueta. Canta en la calle sus canciones de remontada y lucha personal. Ella, una inmigrante del Este que vende flores y limpia casas, capta la música y se presenta con su inglés rudimentario.
Empieza un espontáneo ayudarse mutuamente, un rápido descubrimiento de la afinidad a través de la colaboración musical.
Para meterse en esta película hay que dejar a un lado el sentido analítico y los criterios usuales. No hay un planteamiento estético sofisticado. A ratos parece documental o reportaje: muestra a seres vivos, más allá de su condición de personajes, luchando con nobleza por salir adelante. Hay intensas escenas, como la cena a la luz de velas en la que los comensales cantan por turno baladas irlandesas, que serían difíciles de lograr planificándolas...
El hecho de que Glen Hansard se exprese, y a fondo, como cantante, más que como el actor que no es, hace que por momentos la música ocupe demasiado metraje, aun para un film musical. Además, algunas piezas se reiteran en exceso, se diría que para rellenar la carencia de un guión más articulado. Una poda, en busca de mayor concisión, habría beneficiado.
Pero, incluso con sus defectos e imperfecciones, la propuesta de "Once" trasciende: en una sociedad que fomenta la ciega lucha de todos contra todos por la supervivencia, que empuja a la competición feroz y la zancadilla, la historia de estos corazones maltrechos que se reconocen y ayudan generosamente, sin cálculo de beneficio, lanza un emotivo canto a la posibilidad del apoyo mutuo.
Archilupo
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