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Voto de La mirada de Ulises:
5
Drama. Romance. Ciencia ficción Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2014
43 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo la controversia ciencia-religión llega a la pantalla de cine, y lo hace con un esquema un tanto maniqueo y bajo una marcada perspectiva new age. El ensayo corre a cargo de Mike Cahill y el experimento se llama "Orígenes". En ella, un biólogo molecular, Ian Gray, trata de demostrar la inexistencia de Dios a través de sus investigaciones del ojo humano. Su cientificismo choca con el mundo religioso de Sofi, una enigmática joven de la que se enamora y que vive de sensaciones cósmicas que pondrán a prueba las certezas de Ian y las de su compañera de trabajo Karen. Bajo la premisa de que el ojo es la ventana del alma y de que el iris marca la identidad única de la persona, los jóvenes investigadores tratan de reducir el misterio de la vida al frío dato de laboratorio, y de explicar toda la realidad según la relación causa-efecto.

En su pretensión didáctica y reflexiva, Cahill inicia la película con un discurso tan caótico y azaroso que resulta absolutamente increíble y tedioso. Nada tiene explicación racional ni coherencia, y no lo digo por ese amor a primera vista que surge de manera abrupta en la oscuridad de la noche, sino por tantas coincidencias y conexiones que nos llevan a otro planeta o a otro tiempo... pero que no es el de los humanos. Los diálogos explicativos de su teoría evolucionista derivan hasta lo pretencioso y pedante, mientras que la trama romántica avanza a saltos y trompicones, de manera superficial y más cercana a lo sexual que a lo emotivo. Mediada a cinta, parece que la historia coge cuerpo y estabilidad, pero es solo una apariencia más y un engaño de los sentidos, porque el azar no ha desaparecido y el director parece empeñado en convertir al científico y en llevarle al mundo de las estrellas. Ian comienza entonces un viaje por medio mundo, y lo extraño es que no se suba a una nave espacial y vaya en busca de Sofi... porque es posible que en otra galaxia esté su pavo real blanco y su medio-átomo.

Si el guión es inconsistente e inconexo, si la historia es gandilocuentey pesada (aunque interesante en su punto de partida), las interpretaciones no pasan de correctas para unos personajes sin alma... por mucho que se les mire a los ojos. Por otro lado, poco hay en la película que merezca un comentario de especial alabanza, pues entre diálogos vacuos en su aparente rigor científico-metafísico y una planificación con ínfulas poéticas pero impostada, asistimos al viaje de un descreído científico al mundo del espíritu (aunque, en realidad, desde el inicio no ha hecho otra cosa que creer en el amor) y al retorno de una joven solitaria al país que un día abandonó.

No es otra versión de "Interstellar" pero no sería difícil encontrar los puntos de conexión entre ambas películas, ni tampoco viajar por uno de esos agujeros negros... pues "Orígenes" tiene unos cuantos. Por otro lado, dos tipos diferentes de mujer, dos actitudes ante el misterio y dos mundos enfrentados terminan por conformar una película ambiciosa y fallida, que no quiere quedarse en nuestro insustancial planeta pero que tampoco se va a otra Tierra -así se titula la otra película de Cahill- que parece vacía en su falsa trascendencia.
La mirada de Ulises
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