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España España · Calahorra
Voto de Cangurito:
7
Drama Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que sirve dorayakis (pastelitos rellenos de una salsa llamada "an"). Cuando una simpática anciana se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero ella le demuestra que tiene un don especial para hacer "an". Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso del tiempo, Sentaro y la anciana abrirán sus corazones para confiarse sus viejas heridas. (FILMAFFINITY) [+]
27 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estos momentos en los que la violencia está tan incrustada en nuestra sociedad que parece que está tomando las riendas de nuestra civilización derivándola hacia un futuro nada halagüeño, es gratificante poder encontrarte entre la cartelera, normalmente poblada de películas que sólo tratan de recaudar lo máximo posible en el mínimo tiempo, con una pequeña película japonesa que ofrece una visión positiva y esperanzadora sobre la condición humana.

Sentaro (Masatoshi Nagase), un solitario y triste hombre, regenta una pequeña pastelería en Tokio, donde prepara y sirve sin mucha ilusión Dorayakis, un dulce típico japonés consistente en dos bizcochos de forma redonda relleno de anko, una especie de judía dulce.

Un buen día Tokue (Kirin Kiki), una anciana, en apariencia frágil y desorientada, con una enfermedad en las manos, le ofrecerá su ayuda al comprobar que sus pasteles no reciben el trato especial que necesitan para conseguir el sabor ideal. Sentaro, a regañadientes y después de comprobar su delicioso anko, terminará aceptándola y dejándose guiar por el saber hacer de la sabia mujer.

Una dulce y sensible mirada a través de los ojos de una anciana, marcada desde joven por una terrible enfermedad, que busca la vida en cada pequeño detalle, desde la flor del cerezo hasta el canto de un canario, y que se contrapone con la del hombre de mediana edad que un día cometió un error, que todavía está pagando, y por el que vive condicionado. Un poético relato que nos habla de la soledad, la necesidad del ser humano por ser escuchado y compartir, la discriminación de la sociedad con los enfermos, y de la armonía con la naturaleza que nos rodea, que hace que la vida merezca la pena disfrutarla.

Una historia sencilla para degustar pausadamente, sin prisa, que nos dejará un poso de dulzura del que será difícil desprenderse y que hará plantearnos nuestro comportamiento con el prójimo y nuestro entorno.

Para dejarse embriagar por este exquisito dulce japonés..

http://sudandocine.blogspot.com.es/
Cangurito
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