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España España · Ferrol
Voto de Sahar:
8
Drama. Intriga Un grupo de niñas vive en un internado. La obediencia es primordial y aquélla que trate de escapar será condenada a servir a las demás y a permanecer en el internado para siempre. Oculta por el follaje, una chimenea de metal da acceso a pasajes subterráneos que conducen a los sótanos de cinco casas diseminadas por un gran parque, aislado del mundo exterior por un inmenso muro sin puertas. En una de estas casas, varias niñas se reúnen ... [+]
20 de octubre de 2007
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inclasificable película, cuya acción se desarrolla en un colegio para niñas de lo más misterioso (aquí es quizá donde más cojea; pues en su afán por crear desconcierto deja demasiados flecos sueltos).

No obstante me ha parecido original y muy estimulante. Creo que refleja bien la evolución de una niña entre los 8 y los 13 años, su sensación de desvalimiento y su tortuosa metamorfosis, llena de incertidumbres ante lo que viene después.

Pero para nada es una película tontita de primeros besitos y primeras menstruaciones, sino que tiene un punto ciertamente tenebroso: al lado de los juegos y las diversiones por el bosque (gran acierto también el de las localizaciones), está esa inquietante banda sonora; esos oscuros túneles subterráneos; esa sensación de encierro total dentro de ese recinto amurallado; esas silenciosas ancianas (antiguas alumnas que intentaron escapar y fueron condenadas a servir en el internado de por vida); por no mencionar la siniestra forma en que las niñas llegan al colegio (metidas en ataúdes), recurso metafórico según el cual las niñas son como gusanillos que salen de esos sarcófagos-capullos para convertirse en mariposas (algunas, porque otras se quedan en el camino).

La escasez de diálogos, y los rasgos orientales de la niña protagonista, la acercan a veces al cine oriental. Y recuerda un poco a “El bosque” de Shyamalan por el total aislamiento boscoso, con estricta prohibición de franquear los límites e intentar ver lo que hay más allá.

Un placer como siempre la presencia de la espléndida Marion Cotillard como la profesora de baile, antigua alumna que nunca ha salido al mundo exterior. Consigue una difícil mezcla de dulzura y frialdad, ternura y misterio. Y tiene un gran momento cuando estalla en llanto rompiendo con esa serena impasibilidad.

Maravilloso el último plano: pura poesía visual donde por fin irrumpe el elemento masculino hasta entonces ausente, sugerido y poco visible, pero torrencial e incontenible. Uno de los planos más sexuales (pero sin sexo) que recuerdo.
Sahar
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