Hace más de 20 años y no pasa el tiempo por ella. Lo típico de una obra de Arte, con mayúsculas.
La puesta en escena es impresionante; aunque es escasa de medios no le sobra ningún detalle. Todo está milimétricamente pensado, no haya nada insignificante.
La Dirección, con un peculiar estilo narrativo, hace una soberbia demostración de genio, de ingenio y de dominio de la imagen. Todo está cuidadosamente dispuesto; el ritmo, cada plano imposible, cada secuencia, el color, la luz, la perspectiva, la música. Te sujeta al sillón, te atrapa y no te deja mover. Un placer artístico en todos los sentidos.
La Historia que pretende contarnos es lo más importante y no le va a la zaga. Despierta a nuestra mente, nos provoca y nos pone en guardia mediante una inteligente crítica, corrosiva y llena de contrastes surrealistas.
Muy bien engarzada, se apoya en unos diálogos que no tienen desperdicio y en una hábil caracterización psicológica de los protagonistas; que juegan casi un papel secundario. Son esclavos de sus papeles, de sus diálogos y lo hacen muy bien..