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Voto de Marco Antonio Rodríguez Porcel:
10
Aventuras. Western Después de desertar de la guerra entre Estados Unidos y México y hastiado de la civilización, el soldado Jeremías Johnson decide dejarlo todo y establecerse en las inhóspitas Montañas Rocosas. Se establece en un territorio dominado por los violentos indios Crow, donde, con la ayuda de un viejo trampero, aprenderá a sobrevivir en durísimas condiciones. (FILMAFFINITY)
28 de julio de 2006
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y recurro al título popero y ochentero no porque Mecano tenga nada que ver, sino porque se trata de los marcos superior e inferior en que se desenvuelve de menos a más el protagonista de la historia. Una historia de tramperos y cazadores, de montaña y senderos ocultos, de indios y de colonos. Una de ésas historias que, aunque como dice la canción de la película, "no es la historia que uno se había estado imaginando", sigue llegando muy profundo. Es, probablemente, el mejor western con la naturaleza como protagonista, y, de excusa, la historia de un hombre que sale en busca de la montaña y de sí mismo.
Pocas veces he visto películas donde el diálogo quede relegado a magras conversaciones: porque, de hecho, diálogo hay, pero no demasiado. Se quiere que el espectador entienda qué es eso de estar en la montaña, en mitad de la nada y, sin embargo, en mitad de todo. Es lo que le pasa a un inexperto Jeremiah. Diría que, a raíz de esa película, Redford guardó un vivo interés en los exteriores paisajísticos de grandes planos generales, y que luego ha utilizado prolijamente en las películas que ha dirigido él mismo desde "El hombre que susurraba a los caballos". Y eso, desde luego, no tiene nada de malo: es un regalo para la vista.
Esa canción que se oye de vez en cuándo es una especie de "leiv motiv" y de epitafio a la vez, con el estribillo diciendo algo así como "el camino por el que vas errante es el camino que eliges; el día que te demoras es el día que pierdes". La canción (no sé quién la canta, casi creí una vez que era el propio Redford) resume los por qués, los qués y los quiénes de esta historia. No se busca al héroe, pero éste acaba por serlo para quienes menos cabía imaginar:para los indios. Hablando de indios: Delle Bolton, que interpreta el papel de "Cisne", está espléndida, como todos los demás. Pero, en este caso, me refiero a algo más que su papel, que desempeña con holgura.
Si tuviese que escoger un par de escenas, y, dado que alguno de mis predecesores ha elegido ya la del final, con el gesto de triunfo de Jeremiah ante el indio crow cuando se saludan, serían estas dos: la del hallazgo del cazador muerto con el rifle del 50 que Jeremiah buscaba y la de la mujer loca, cuando él se da cuenta de que tendrá que hacerse cargo del niño personalmente.
En resumen: una película para palomitas y para pensar, pero antes lo segundo que lo primero. Una fotografía impecable, un soplo de aire fresco (de la montaña, seguro) aún más de treinta años después de estrenarse. Impresionante, imprescindible, inolvidable.
Marco Antonio Rodríguez Porcel
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