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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Mientras recorre el desierto de Arizona, Homer Smith, un trabajador itinerante, conoce a cinco monjas que viven en una situación muy precaria. Tras reparar las goteras del granero de la comunidad, Homer se encuentra con que la Madre Superiora no sólo no piensa pagarle ese trabajo, sino que además quiere que le construya gratis una capilla. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa película rodada en blanco y negro con gran fotografía de Ernest Haller (ya había ganado un Oscar con "Lo que el viento se llevó" en 1939) y muy bien dirigida por Ralph Nelson, con un guión de James Poe, adaptación de la novela homónima de William E. Barrett, “Te Lilies of de Field” de 1962. Música alegre de Jerry Goldsmith con canciones que hacen a la vida y la contentura.

En la historia Homer Smith es un hombre negro que conduce por las extensas llanuras norteamericanas, se siente feliz por gozar de su libertad y de su libre albedrío. En esa contentura, su coche necesita agua, lo cual que llega a rancho habitado por unas pintorescas monjas alemanas, las cuales le ayudan con su percance mecánico a la vez que le ofrecen trabajo. Al principio él rechaza la oferta pero en vista de sus escasos recursos, Homer, ya en camino, vuelve y acepta la oferta de trabajo que, entre otras, consiste en construir una capilla. “Los caminos del Señor son insondables”.

Es una sencilla y hermosa historia que hace que espectador no se levante de la silla durante los 97 minutos que dura el metraje, viendo la relación del protagonista, negro y baptista, con unas monjas católicas, a la vez que trasladan al público desde la pantalla una visión religiosa de cómo las monjas saben transmitir a Homer el sentimiento de que era un hombre predestinado que ha aterrizado inopinadamente en su convento para la gloria de Dios. Muy entrañable, la verdad, y habla del espíritu de caridad, misericordia y Divina Providencia, a la par que asume el dicho bíblico: "construid templos en memoria mía", que es a lo que Homer contribuye con estas religiosas que viven muy pobremente.

Fue el primer Oscar a un actor negro en el papel principal de un film, el concedido ese año al gran Sidney Poitier, quien fue un actor que siempre se negó a hacer los papeles típicos de los actores de color: sirvientes, esclavos, bandidos, etc. De Poitier es fácil hablar diciendo sin más que es un GRANDE de la interpretación, con sello propio, con naturalidad y bien hacer, con un semblante sereno que transmite con pocos gestos un variado matiz de sentimientos y emociones, y que luego haría grandes películas de las que hablaré en estas páginas, sin ir más lejos las que rodó en 1967: “Rebelión en las aulas”, “Adivina quién viene esta noche” o “En el calor de la noche”; y muchas más. Un actor carismático, muy bien arropado en esta película por el resto del reparto, sobre todo Lilia Skala (nominada al Oscar) que hace un excelente trabajo como monja superiora de la Congregación.

Es una hermosa película y al acabar deja la sensación de que el protagonista Homer Smith, va a continuar su andadura encontrando otros lugares maravillosos donde reposar de su viaje sin fin. Pero que ya no estarás allí para verlos y disfrutar de ellos.
Kikivall
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