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Voto de Kikivall:
7

6,9
20.110
Drama
La película explora la vida y la música de Elvis Presley (Butler) a través del prisma de su relación con el coronel Tom Parker (Hanks), su enigmático manager. La historia profundiza en la compleja dinámica que existía entre Presley y Parker que abarca más de 20 años, desde el ascenso de Presley a la fama hasta su estrellato sin precedentes, en el contexto de la revolución cultural y la pérdida de la inocencia en Estados Unidos. Y en el ... [+]
5 de julio de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película de Baz Luhrmann, una aproximación a la vida de Elvis Presley, tanto a su recorrido artístico, como familiar y comercial. Un biopic que comienza con el logo de la Warner Bros realizado con diamantes e incrustado en uno de los míticos cinturones del cantante de Menphis.
Puede que alguien imaginara que el director de Moulin Rouge (2021), El Gran Gran Gatsby (2013), Australia (2008) o Romeo Julieta (1996) iba contenerse en su regreso a una gran producción. Pero resulta que Luhrmann va hasta el final, con una apuesta excesiva y asombrosa, llena de brillibrilli (con mucho brillo) y entretenida, a pesar de su metraje largo.
Los pilares del filme son dos ideas potentes que hacen de esta obra algo fuera de serie. La primera es que Elvis Presley volcaba en sus fans una energía sexual que les identificaba con él, en una época de represión, casi hasta que llegaban al orgasmo. Una sacudida que inundaba el cuerpo de las féminas hasta llegar al éxtasis. Se puede ver en la peli cómo las fans de Presley logran una máxima excitación por el espíritu erótico y rupturista del “Rey del rock”, en una época donde había un exceso de puritanismo.
La segunda idea es que no existe el arte neutro o en función de los intereses económicos. El atractivo de Elvis fue luchar por lo que creía, aunque en ocasiones se arrepintiera de no haber seguido su camino.
Luhrmann consigue sacar adelante con solvencia este biopic, pues las películas basadas en las biografías de personas conocidas suelen ser mediocres, tópicas y con exceso de academicismo, obras hechas para ensalzar al personaje. Hagiografías blancas que repiten el mismo ciclo: infancia, adolescencia, consecución del sueño, los laureles, caída a un pozo oscuro y redención final. Aquí hay algo más.
Este trabajo sobre Elvis cuenta la vida del cantante más popular de la historia de EE. UU. sin ajustarse estrictamente al esquema biopic, sino apostando por un estilo libre, intenso e histórico. Como ha declarado su director: «He intentado explorar Estados Unidos en los años cincuenta, sesenta y setenta, y Elvis Presley estaba en el centro de la cultura para lo bueno, lo malo y lo feo de varias maneras».
Luhrmann da vida al gran rockero de un modo colorista, números musicales, ritmo furioso, saltos en el tiempo y caracterizaciones estratosféricas, como debió ser la cosa: una magnífica versión de la historia del Rey.
No obstante, la narración está algo blanqueada, obviando en gran medida el capítulo de las drogas, y poca cosa de sus infidelidades y otras.
El personaje aparece como una metáfora del estado del arte, sobre si la música debe ser política o un entretenimiento neutral. Aquí Luhrmann deja claro que no hay arte apolítico; tampoco la de Elvis, que tendrá que plegarse al poder establecido, sobre todo cuando aterriza en Hollywood, ante las fuerzas conservadoras y ante los poderosos.
En cuanto al asunto de evidente hibridación de la música de Elvis con la música negra, el filme exime de culpa al cantante, culpando a su representante, coronel Parker (un caracterizado Tom Hanks). Es Parker quien convence al artista de no alzar la voz, para que no se vea el plumero.
En suma, tenemos un blockbuster de autor para salas. Un Elvis de horas bajas resucita bajo el símbolo de un Hollywood oxidado y semiderruido; y una defensa del arte que puede emocionar, congregar a la gente y a la vez hablar asuntos importantes sin venderse.
Las escenas musicales están rodadas magistralmente, pura electricidad. Ayuda mucho la interpretación de Austin Butler, que sin pretender emular al “mito”, sí se ocupa de trasladar la natural energía erótica de Elvis.
En el reparto destaca Butler encarnando a un Elvis creíble, al que yo auguro Oscar; y un Hanks irreconocible, mayor, grueso y con el repertorio actoral de siempre. Olivia DeJonge muy bien como la esposa Priscilla. Acompañando Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham y otros, todos en sintonía y con gran calidad.
Resumiendo, esta obra explora la vida y la música de Elvis (Butler), relacionándolo con el coronel Tom Parker (Hanks), su oscuro mánager. Profundiza el relato en la dinámica extraña entre Presley y Parker durante más de 20 años, desde el ascenso del artista a la fama y su estrellato sin precedentes, al declive. La revolución cultural y la pérdida de la inocencia en USA. Y centrando este viaje, su esposa, una de las personas más influyentes en la vida de Elvis.
Puede que alguien imaginara que el director de Moulin Rouge (2021), El Gran Gran Gatsby (2013), Australia (2008) o Romeo Julieta (1996) iba contenerse en su regreso a una gran producción. Pero resulta que Luhrmann va hasta el final, con una apuesta excesiva y asombrosa, llena de brillibrilli (con mucho brillo) y entretenida, a pesar de su metraje largo.
Los pilares del filme son dos ideas potentes que hacen de esta obra algo fuera de serie. La primera es que Elvis Presley volcaba en sus fans una energía sexual que les identificaba con él, en una época de represión, casi hasta que llegaban al orgasmo. Una sacudida que inundaba el cuerpo de las féminas hasta llegar al éxtasis. Se puede ver en la peli cómo las fans de Presley logran una máxima excitación por el espíritu erótico y rupturista del “Rey del rock”, en una época donde había un exceso de puritanismo.
La segunda idea es que no existe el arte neutro o en función de los intereses económicos. El atractivo de Elvis fue luchar por lo que creía, aunque en ocasiones se arrepintiera de no haber seguido su camino.
Luhrmann consigue sacar adelante con solvencia este biopic, pues las películas basadas en las biografías de personas conocidas suelen ser mediocres, tópicas y con exceso de academicismo, obras hechas para ensalzar al personaje. Hagiografías blancas que repiten el mismo ciclo: infancia, adolescencia, consecución del sueño, los laureles, caída a un pozo oscuro y redención final. Aquí hay algo más.
Este trabajo sobre Elvis cuenta la vida del cantante más popular de la historia de EE. UU. sin ajustarse estrictamente al esquema biopic, sino apostando por un estilo libre, intenso e histórico. Como ha declarado su director: «He intentado explorar Estados Unidos en los años cincuenta, sesenta y setenta, y Elvis Presley estaba en el centro de la cultura para lo bueno, lo malo y lo feo de varias maneras».
Luhrmann da vida al gran rockero de un modo colorista, números musicales, ritmo furioso, saltos en el tiempo y caracterizaciones estratosféricas, como debió ser la cosa: una magnífica versión de la historia del Rey.
No obstante, la narración está algo blanqueada, obviando en gran medida el capítulo de las drogas, y poca cosa de sus infidelidades y otras.
El personaje aparece como una metáfora del estado del arte, sobre si la música debe ser política o un entretenimiento neutral. Aquí Luhrmann deja claro que no hay arte apolítico; tampoco la de Elvis, que tendrá que plegarse al poder establecido, sobre todo cuando aterriza en Hollywood, ante las fuerzas conservadoras y ante los poderosos.
En cuanto al asunto de evidente hibridación de la música de Elvis con la música negra, el filme exime de culpa al cantante, culpando a su representante, coronel Parker (un caracterizado Tom Hanks). Es Parker quien convence al artista de no alzar la voz, para que no se vea el plumero.
En suma, tenemos un blockbuster de autor para salas. Un Elvis de horas bajas resucita bajo el símbolo de un Hollywood oxidado y semiderruido; y una defensa del arte que puede emocionar, congregar a la gente y a la vez hablar asuntos importantes sin venderse.
Las escenas musicales están rodadas magistralmente, pura electricidad. Ayuda mucho la interpretación de Austin Butler, que sin pretender emular al “mito”, sí se ocupa de trasladar la natural energía erótica de Elvis.
En el reparto destaca Butler encarnando a un Elvis creíble, al que yo auguro Oscar; y un Hanks irreconocible, mayor, grueso y con el repertorio actoral de siempre. Olivia DeJonge muy bien como la esposa Priscilla. Acompañando Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham y otros, todos en sintonía y con gran calidad.
Resumiendo, esta obra explora la vida y la música de Elvis (Butler), relacionándolo con el coronel Tom Parker (Hanks), su oscuro mánager. Profundiza el relato en la dinámica extraña entre Presley y Parker durante más de 20 años, desde el ascenso del artista a la fama y su estrellato sin precedentes, al declive. La revolución cultural y la pérdida de la inocencia en USA. Y centrando este viaje, su esposa, una de las personas más influyentes en la vida de Elvis.