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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama Un anciano matrimonio reúne a cuatro de sus hijos, ya independizados, para comunicarles que están arruinados y los van a desahuciar en un plazo muy breve. Los hijos deciden entonces repartirse a sus padres: uno se queda con la madre y otro con el padre, lo que supone un duro golpe para los ancianos, ya que han vivido juntos toda la vida. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejad paso al mañana es probablemente una de las más duras sobre el tema de la relación de los hijos con sus padres mayores.

Una obra maestra de Leo McCarey, una película en la que aun sin alardes técnicos, hace una utilización discreta pero efectiva del espacio y el tiempo, amén de una excelente dirección de grandes actores, todo lo cual concluye en una auténtica obra mayor del cine de siempre jamás. Tiene el film un guion magistral escrito por mujeres: Viña Delmar, Helen Leary, Noah Leary, adaptación de la novela de Josephine Lawrence, Make Way for Tomorrow de 1937.

Excelente música de George Antheil y Victor Young; y gran fotografía en blanco y negro de William C. Mellor. Hay que decir que director y guionistas eran jóvenes, rondaban los 37 ó 38 años, él y ellas.

McCarey, gran director de actores, hizo que el reparto genial de la obra diera el do de pecho. Sobresaliente Victor Moore como Barkley, padre anciano; Beulah Bondi superlativa como Lucy, madre-abuela; y grandes actuaciones de Fav Mainter, Thomas Mitchel, Porter Hall y Barbara Read. Todos en coro, todos geniales, todos convincentes para una película tan dura y emotiva.

En 1937 la National Board of Review la considera entre las mejores diez películas del año. Como dijo Jonathan Rosenbaum: "Con la posible excepción de 'Cuentos de Tokio' de Yasujiro Ozu, este drama de 1937 de Leo McCarey es la mejor película que se ha hecho jamás sobre las dificultades de la vejez."

Al principio del film sale una leyenda para pensar que dice: “La vida pasa tan rápidamente que pocos de nosotros nos paramos a pensar en aquellos que perdieron el compás. Ni siquiera comprendemos sus risas y sus lágrimas, pues no existe ninguna magia que pueda unir en perfecta comprensión a jóvenes y mayores. Hay un desfiladero entre ellos y nosotros, y la penosa brecha solo puede unirse con las antiguas palabras de un hombre muy sabio: HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE”

Película difícil de ver por su cercanía en lo que cuenta, que resulta ser una puñalada al alma de los hijos, de muchos hijos con padres mayores. Y quizá porque a nadie le gusta ver su propia realidad, este film no tuvo el éxito comercial que merecía, o sea fue un fracaso de taquilla, aunque con el tiempo, se ha reconocido su gran valor. Está rodada desde la cotidianeidad, y aun así es una historia terrorífica, pero no obstante pudorosa, respetuosa y amorosa con los personajes, pues todos tienen partes buenas y partes malas.

Conforme vi esta película, pensé que McCarey es para verlo y no para analizarlo demasiado, pues es un director que capta la emoción, que maneja con gran sabiduría los mecanismos de la emoción. Lo cual es el misterio de una puesta en escena invisible, como a veces se ha dicho, sencilla, pero donde nada es espontáneo o improvisado. McCarey nos dibuja el mundo de las emociones en profundidad, pero sin que se noten los artificios de esa elaboración.

Igualmente ocurre que cuando ves la película estás siendo consciente del drama que se está desarrollando, pero con una alegría de fondo que palía el malestar de una tragedia escabrosa. Esto se puede cuando en los veinticinco minutos últimos de la cinta, antes que el Barkley viaje a California y la madre sea internada en un Asilo, los hijos les permitan estar juntos unas horas por las calles de Nueva York. Caminan agarrados de la mano, recuerdan sus días felices, disfrutan del encuentro que saben fugaz, se pasean en un auto cuando un señor los invita a ello, vuelven al Hotel donde pasaron la Luna de Miel, los invita la dirección a tomar una copita, a cenar y a bailar. Y es ahí cuando se dan cuenta de que nunca habían estado reamente juntos y solos, como si volvieran a ser novios. Es lo efímero de las cinco horas que les han sido dadas para estar unidos. Orson Welles dijo que el “quien no llore en esa parte final, es una piedra”.

Así es el género McCaryano, mezcla de drama, comedia y humor sentimental, con su propio sello. Quienes más lo admiraron fueron los maestros de su época, pero no tuvo el apoyo de la crítica.
Kikivall
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