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Voto de Kikivall:
8
6,3
6.736
Romance. Comedia. Drama
Fanny y Jean parecen el matrimonio ideal: ambos son profesionales consumados, viven en un precioso apartamento en un exclusivo barrio de París y parecen tan enamorados como cuando se conocieron. Pero cuando Fanny se cruza accidentalmente con Alain, un antiguo compañero de instituto, cae rendida a sus pies. Pronto vuelven a verse y se acercan cada vez más... (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber visto la última película de Woody Allen y a pesar de tanta crítica negativa sobre ella, afirmo es que es una gran película que aborda el tema del amor, de la familia, del crimen, la inmoralidad y en forma particular, del azar.
Nos sitúa la película en París, comienza con el encuentro casual entre Fanny (Laâge) y Alain (Schneider), antiguos compañeros de instituto; el reencuentro es una grata sorpresa para ambos, que se ponen al día de sus vidas: los dos han estado casados, ella dos veces y en la segunda vez, su actual marido la ha ayudado a superar su fracaso anterior. Sin embargo, Alain disfruta de su soltería y de su vida bohemia como escritor, y no tarda en confesarle a Fanny que siempre estuvo enamorado de ella.
Ya en casa la cámara, conocemos al esposo, Jean (Poupaud), un hombre maduro con el cual la Fanny forma una pareja estable y aparentemente ejemplar. Son gente rica, van a lujosas fiestas continuamente, se codean con personas de postín y parecen felices.
Fanny, que trabaja en una casa de antigüedades vuelve a ver una segunda vez a Alain, quien de nuevo le declara el amor que siente por ella e intenta seducirla con palmario descaro. En un punto, ella se pasa el día pensando en el chico y se plantea otra vida, lo cual la lleva a engañar a su esposo. En fin, que no tarda en ceder a los encantos y la juventud Alain y parece decidida a dar un paso adelante.
Pero claro, la vida estable de Fanny se viene abajo con esta historia amorosa, lo cual se le nota bastante. Vamos descubriendo a un marido cada vez más alerta a las señales y comportamientos que la esposa exhibe, como cierto nerviosismo, ausencias, mentiras infantiles, frialdad, etc. El marido, con una tipología de sujeto quisquilloso, hombre obsesionado por el control, acaparador, intuitivo y malicioso, se da cuenta que las cosas no marchan y se dispone a investigar los movimientos de su esposa, cosa que finalmente hace con consecuencias nada halagüeñas: triángulo amoroso de celos e infidelidades.
Woody Allen subraya en la trama un importante detalle del pasado de Jean: la muerte de un antiguo socio, un misterioso acontecimiento que le ayudó a prosperar y, a la vez, enterrar un posible fraude que lo habría encausado con consecuencias penales para él.
En la historia está la madre de Fanny, Aline (Lemercier), una mujer inquieta y curiosa, que logrará sembrar la intriga en el relato. Pues justamente, cuando se produce el “affaire” amoroso de su hija, ella anda por allí, Fanny se lo cuenta y la mamá se revela como una inesperada y sagaz detective, cuando Alain desaparece inopinadamente.
En esta cinta es muy importante el conflicto moral, la reflexión y en la evolución de los personajes, pesa mucho las consecuencias que tienen sus actos deshonestos, las consecuencias que se derivan de ellos.
También es una obra sobre el azar, sobre cómo nuestras vidas están sujetas y determinadas por "golpes de suerte", recordándonos que no controlamos nuestro destino ni mucho menos. Como dijo en cierta ocasión Allen: “La vida está llena de miseria, soledad y sufrimiento, y todo termina demasiado pronto, pero tal vez el horizonte de la felicidad dependa de la suerte”.
Buena puesta en escena y actores muy interesantes todos, donde destacan: una bonita y expresiva Lou de Laâge como Fanny; Niels Schneider muy metido y convincente en su rol como el antiguo enamorado de la joven en el instituto; Melvil Poupaud muy bien elegido como marido poderoso y peligroso: muy convincente; y como madre metomentodo, estupenda Valerie Lemercier.
Como apunta Boyero, el filme: “Posee frescura, ironía, situaciones complejas, una narrativa que respeta la inteligencia del espectador y con una ausencia de moralismo”.
Todo lo cual demuestra que Allen no ha perdido el gusto por las tramas enrevesadas e ingeniosas en las cuales el romanticismo se mezcla con la cara oscura del espíritu humano, la malignidad y la intriga, lo cual alumbra una mezcla de thriller y comedia negra, con cierta parodia de ambos géneros. Hay frescura, ingenio, lucidez, ironía, y un sensacional montaje tragicómico.
Entretiene, es agradable de ver, una producción de calidad y Vittorio Storaro al mando de la fotografía para que todo luzca estupendamente: ilumina el primer espectro interior con tonos cálidos, en contraste con la frialdad más aséptica de los escenarios opulentos y festivos. Además, la banda sonora permanece en consonancia con el ambiente desenfadado de la historia, y el estribillo de "Cantaloupe Island", el clásico de Herbie Hancock, sirve de fresco intermezzo entre varias de las escenas.
La película juega con un tono ligero y se balancea entre géneros, con la habilidad habitual del cineasta. Un ritmo narrativo bastante atractivo. Y es que solo con la escena final, ya merece la pena ir a verla.
Nos sitúa la película en París, comienza con el encuentro casual entre Fanny (Laâge) y Alain (Schneider), antiguos compañeros de instituto; el reencuentro es una grata sorpresa para ambos, que se ponen al día de sus vidas: los dos han estado casados, ella dos veces y en la segunda vez, su actual marido la ha ayudado a superar su fracaso anterior. Sin embargo, Alain disfruta de su soltería y de su vida bohemia como escritor, y no tarda en confesarle a Fanny que siempre estuvo enamorado de ella.
Ya en casa la cámara, conocemos al esposo, Jean (Poupaud), un hombre maduro con el cual la Fanny forma una pareja estable y aparentemente ejemplar. Son gente rica, van a lujosas fiestas continuamente, se codean con personas de postín y parecen felices.
Fanny, que trabaja en una casa de antigüedades vuelve a ver una segunda vez a Alain, quien de nuevo le declara el amor que siente por ella e intenta seducirla con palmario descaro. En un punto, ella se pasa el día pensando en el chico y se plantea otra vida, lo cual la lleva a engañar a su esposo. En fin, que no tarda en ceder a los encantos y la juventud Alain y parece decidida a dar un paso adelante.
Pero claro, la vida estable de Fanny se viene abajo con esta historia amorosa, lo cual se le nota bastante. Vamos descubriendo a un marido cada vez más alerta a las señales y comportamientos que la esposa exhibe, como cierto nerviosismo, ausencias, mentiras infantiles, frialdad, etc. El marido, con una tipología de sujeto quisquilloso, hombre obsesionado por el control, acaparador, intuitivo y malicioso, se da cuenta que las cosas no marchan y se dispone a investigar los movimientos de su esposa, cosa que finalmente hace con consecuencias nada halagüeñas: triángulo amoroso de celos e infidelidades.
Woody Allen subraya en la trama un importante detalle del pasado de Jean: la muerte de un antiguo socio, un misterioso acontecimiento que le ayudó a prosperar y, a la vez, enterrar un posible fraude que lo habría encausado con consecuencias penales para él.
En la historia está la madre de Fanny, Aline (Lemercier), una mujer inquieta y curiosa, que logrará sembrar la intriga en el relato. Pues justamente, cuando se produce el “affaire” amoroso de su hija, ella anda por allí, Fanny se lo cuenta y la mamá se revela como una inesperada y sagaz detective, cuando Alain desaparece inopinadamente.
En esta cinta es muy importante el conflicto moral, la reflexión y en la evolución de los personajes, pesa mucho las consecuencias que tienen sus actos deshonestos, las consecuencias que se derivan de ellos.
También es una obra sobre el azar, sobre cómo nuestras vidas están sujetas y determinadas por "golpes de suerte", recordándonos que no controlamos nuestro destino ni mucho menos. Como dijo en cierta ocasión Allen: “La vida está llena de miseria, soledad y sufrimiento, y todo termina demasiado pronto, pero tal vez el horizonte de la felicidad dependa de la suerte”.
Buena puesta en escena y actores muy interesantes todos, donde destacan: una bonita y expresiva Lou de Laâge como Fanny; Niels Schneider muy metido y convincente en su rol como el antiguo enamorado de la joven en el instituto; Melvil Poupaud muy bien elegido como marido poderoso y peligroso: muy convincente; y como madre metomentodo, estupenda Valerie Lemercier.
Como apunta Boyero, el filme: “Posee frescura, ironía, situaciones complejas, una narrativa que respeta la inteligencia del espectador y con una ausencia de moralismo”.
Todo lo cual demuestra que Allen no ha perdido el gusto por las tramas enrevesadas e ingeniosas en las cuales el romanticismo se mezcla con la cara oscura del espíritu humano, la malignidad y la intriga, lo cual alumbra una mezcla de thriller y comedia negra, con cierta parodia de ambos géneros. Hay frescura, ingenio, lucidez, ironía, y un sensacional montaje tragicómico.
Entretiene, es agradable de ver, una producción de calidad y Vittorio Storaro al mando de la fotografía para que todo luzca estupendamente: ilumina el primer espectro interior con tonos cálidos, en contraste con la frialdad más aséptica de los escenarios opulentos y festivos. Además, la banda sonora permanece en consonancia con el ambiente desenfadado de la historia, y el estribillo de "Cantaloupe Island", el clásico de Herbie Hancock, sirve de fresco intermezzo entre varias de las escenas.
La película juega con un tono ligero y se balancea entre géneros, con la habilidad habitual del cineasta. Un ritmo narrativo bastante atractivo. Y es que solo con la escena final, ya merece la pena ir a verla.