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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Aventuras. Drama "Papillon", un hombre condenado por asesinato, es enviado a un penal de la Guayana francesa. Durante el viaje en barco, conoce a Luis Dega, falsificador de Bonos de la Defensa Nacional, un hombre débil, al que "Papillon" ofrece protección a cambio del dinero que necesita para huir de la cárcel. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Central Cinema, emblemático cine de El Puerto de Santa María, en los días de su estreno. Caminaba yo arriba abajo calle Ganado y al llegar a la puerta, me paré, vi el título, la cartelera y sin dudarlo me metí en la sala. Iba solo, como tantas veces –me gustaba-, a ver esta película. A la salida estaba encantado: ¡menudo peliculón!

Ocurría esto en mi juventud primera y ya había leído yo la novela homónima, novela autobiográfica de Henri Charrière, apodado Paillón por un tatuaje que lleva en su pecho en forma de mariposa. Charrière era, al parecer, un convicto que en realidad era inocente. La novela me entretuvo muchísimo y disfruté de ella. Estaba bien escrita y era un canto a la superación personal en pos de la legítima libertad, la de un hombre inocente que había pasado lo indecible y estaba al borde de lo tolerable, tras mucho presidio en cárceles inhabitables e inhumanas de las que se fugaba a cada tanto.

En aquellos entonces ya conocía al director Franklin J. Schaffner de otras meritorias películas suyas como “El planeta de los simios” (1968), “Patton” (197) o “Nicolás y Alejandra” (1971). Y “Papillón” estuvo a la altura o más de estos precedentes. Excelente dirección, lo cual, unido a un genial y sutil guión nada menos que del ‘perseguido’ y superlativo Dalton Trumbo, junto a Lorenzo Semple Jr., adaptación de la mencionada novela dio lugar a una cinta en la que se puede encontrar drama, emoción, aventura, canto a la amistad y a la manumisión, ritmo increscendo y una banda sonora de las muy buenas de Jerry Goldsmith (Oscar en aquel año a la BSO) y una brillante fotografía de Fred J. Koenekamp, que sabe encontrar los tonos para cada escena o momento.

A todo esto hay que unir unas interpretaciones de auténtico lujo, con actores de excelencia entre los cuales destaco al mismísimo Steve McQueen que ya quedó en mi retina como la imagen del Paillón por antonomasia; y un Dustin Hoffman clamoroso, el gran amigo, brillante. El resto del reparto de gran nivel; destaco a Robert Deman y Bill Mumy.

La conclusión es que los 150 minutos de cinta se quedaban cortos pues es una obra trepidante, cargada de tensión, de emociones y de sentimientos elevados; diálogos estupendos, encuadres y exteriores de gran belleza, todo lo cual concluye en uno de los mejores dramas carcelarios de la historia del cine, con un final clamoroso por cierto.

El film no fue valorado en su justa medida, pero era como que a Schaffner ya se le había pasado su momento de gloria. Pero su película pasará, como otras suyas, a los anales del cine de calidad.
Kikivall
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